El descubrimiento de un nuevo yacimiento en el campo de Quesqui es una buena noticia que le va a gustar a las calificadoras. Es lo que cree Octavio Romero, director de Pemex. Sin embargo, las reservas proyectadas y la posible producción que la empresa estatal ha pronosticado para 2021 son prematuras y podrían pecar de optimistas, además de que se presentarían altos costos asociados a su extracción.

El proceso exploratorio lleva su tiempo, ya que primero hay que confirmar la presencia del hidrocarburo y luego viene la etapa de desarrollo del campo.

“Ellos todavía están en la etapa previa, y yo considero que es prematuro decir que va a haber una producción tan fuerte. La probabilidad es que exista una producción, pero que no sea tan alta como ellos pretenden”, considera Rodrigo Favela, exsubdirector de Planeación, Evaluación y Coordinación de Pemex en el sexenio de Felipe Calderón.

Romero explicó que ya se ha perforado un pozo en el campo y durante enero de 2020 se terminará de perforar uno más, que podría confirmar reservas extras por 200 millones de barriles, lo que llevaría el total a 700 millones.

Este aumento representaría un 8.8% de las reservas 3P (probadas, probables y posibles)  reportadas a principios de este año. Sin embargo, Pemex suele ser optimista en este tipo de predicciones.

Pemex ha dicho también que espera que para 2021, el campo produzca alrededor de 110,000 barriles diarios. Este número representaría alrededor del 6.6% de la producción actual de Pemex, y alrededor del 4.2% de la meta de producción en 2024.

Favela explicó que por tratarse de un campo terrestre, es posible que el impacto en la producción total de Pemex sí ocurra tan pronto como 2021, pero reiteró que es aventurado creer que éste será tan grande como la empresa estatal ha pronosticado.

“Lo cierto es que se va a empezar a producir más, y lo que quieren mostrar es que está revirtiéndose la caída. Lo que se ha logrado es dejar la producción estable y habrá que esperar para ver ese crecimiento en los próximos meses”.

Los campos terrestres requieren una inversión hasta diez veces menor que sus contrapartes marinas para las perforaciones iniciales, debido a que en los pozos marinos hay que considerar la profundidad del suelo y la presencia de agua.

Sin embargo, Favela resaltó que normalmente los pozos marinos contienen un mayor volumen de hidrocarburos que los terrestres, por lo que el precio de extracción por barril termina siendo más bajo.

En campos terrestres, parecía que Pemex ya no tenía horizontes de negocio ni yacimientos importantes. Desde finales de la administración pasada se están perforando a mayores profundidades y esto le permite encontrar más reservas, pero también es un reto tecnológico y operativo con distintos requisitos de exploración y producción

Arturo Carranza, analista del sector energético

En los pozos terrestres también tienen que tomarse en cuenta los posibles impactos ambientales y sociales, lo que podría retrasar la producción de estos.

El monitoreo de este impacto recaerá en parte en la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente, que recientemente generó polémica por el nombramiento de Ángel Carrizales López como su director ejecutivo.

Actualmente, la producción de pozos terrestres representa alrededor del 23% de la producción nacional.