La Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial ha recibido hasta el quinto mes de este año un total de 232 denuncias por derrumbes y daños a árboles a lo largo de la ciudad. La alcaldía Álvaro Obregón encabeza la lista.
Si bien algunas de las denuncias se realizan por daños a un solo “individuo arbóreo”, hay algunas que se han hecho por la tala sin permiso de millares.
Por ejemplo, en la alcaldía Coyoacán existe el registro de una denuncia realizada durante mayo por la tala de 2,000 árboles para la creación de una pista ciclista. Hoy por hoy la denuncia se encuentra en proceso de admisión.
Mientras que en la alcaldía Miguel Hidalgo, se interpuso una en mayo por el derribo de aproximadamente 3,000 árboles.
Entre los presuntos responsables se encuentran desarrolladores inmobiliarios, personas físicas, comerciantes e incluso las mismas autoridades locales y federales.
Por ejemplo, la construcción del aeropuerto en Santa Lucía será necesaria la tala de más de 5,000 árboles en la zona.
Esta situación, aunado al uso del automóvil, los incendios registrados, así como la actividad industrial agravan las condiciones ambientales de la ciudad, que la semana pasada alcanzó niveles récord de concentración de partículas PM2.5, por lo que se detuvieron actividades al aire libre, se suspendieron clases en nivel básico y se puso en marcha el operativo “doble hoy no circula”.
Ante esa situación, la jefa de Gobierno de la Ciudad, Claudia Sheinbaum, como parte de un plan de mitigación, anunció que a lo largo del año se plantarán 10 millones de árboles en zonas rurales y urbanas de la Ciudad de México.
El operativo, destacó ante medios de comunicación, se pondrá en marcha durante los fines de semana, iniciando en el Cerro de Santa Catarina y de la Estrella en Iztapalapa. Sin embargo la medida podría no ser suficiente, afirma el doctor Sergio Puente Aguilar especialista en desarrollo urbano y medio ambiente del Colegio de México.
Considera que la aplicación de medidas sectoriales, no contribuyen a resolver la problemática general.
“Hay que tener una visión objetiva de lo que es una ciudad. Una ciudad presupone la modificación de la naturaleza y una de las características más dañina es la ciudad en extenso”.
Poco impacto
En ese sentido, medidas como muros verdes o reforestación – aunque son útiles- no terminan de mitigar el impacto ambiental de la actividad humana.
“No existen las ciudades sustentables, porque para su funcionamiento todas requieren de recursos del exterior. Por ejemplo en la Ciudad de México el 70% del suministro de agua proviene de cuencas externas”, explicó.
Como primeras medidas, considera necesario repensar el modelo de ciudad expansionista, es decir, buscar que sea lo más compacta posible, acercando fuentes de trabajo a las zonas habitacionales y así reducir la necesidad de traslado de las personas.
“Se hace infraestructura en para agilizar el tráfico, sin embargo hay que ofrecer la alternativa de la no movilidad (reducir número de viajes y distancias), incentivar el transporte público pero ofreciendo seguridad y calidad en él y desincentivar el uso del automóvil “
Por otro lado destaca la falta de suelo urbano accesible para personas de bajos recursos, pues explica que el encarecimiento de la ciudad orilla a comunidades a establecerse de manera irregular en suelos que son de conservación, dañando al medio ambiente.
De tal forma que si no se resuelve de manera integral las acciones propuestas “son maquillaje”.
“Falta una visión integral para tener una política transversal de la planeación urbana”, destacó.