El viernes pasado las acciones de Grupo Carso se dispararon hasta 17% en el día, y al cierre de la jornada moderaron su alza para finalizar con una ganancia de 9.8% y acumular en el año un avance de 56.90%. El movimiento no pasó desapercibido porque al tratarse del principal conglomerado de Carlos Slim Helú comenzaron las especulaciones sobre el motivo de la inusual alza.
En automático las opiniones se dirigieron a la participación del empresario, actual y futura, en proyectos públicos de construcción e infraestructura en este sexenio, donde ha sido altamente favorecido, y además de las obras de privados que ejecuta mediante sus empresas Cicsa, Ideal, FCC Construcción México e Inmuebles Carso, y donde su sobrino Alfonso Salem Slim ha sido una pieza clave.
Y por eso en directo se apostó a que las empresas de Carlos Slim tendrían un papel destacado en la reconstrucción de Acapulco, que no es ajeno a los intereses del empresario y que en 2012 trató, sin éxito, regresarle el atractivo al destino que era presa de la delincuencia e inseguridad.
Pero lo que habría encendido la mecha es la versión de que las compañías del acaudalado empresario saldrían literalmente al quite en el proyecto del Tren Interurbano México Toluca, y específicamente sería en el tercer tramo del millonario proyecto que deberá conectar el tren con la estación Observatorio de la línea 1 del Metro y con la ampliación de la Línea 12 que contempla la construcción de dos estaciones para conectar la de Mixcoac con la de Observatorio.
Dicho proyecto estuvo a cargo de la constructora Caabsa, que prefirió cancelar su participación y dejar a la deriva el proyecto, y en el que las empresas que entraron al relevo simplemente se toparon con pared.
Y es que resulta que habría graves fallas estructurales en el túnel, que es la parte medular de la pretendida conexión, y cuyo reforzamiento es prácticamente un requisito para concluir toda la obra que se ofreció entregar en abril del próximo año y que necesita por lo menos 600 millones de pesos para arreglar tal situación, recursos que el Fonadin está buscando afanosamente mediante un esquema que permita concluir en este sexenio dicha obra de la mano de privados que cuenten no sólo con experiencia, sino con solidez financiera.
Sonora en la mira
La Secretaría de Salud del Estado de Sonora, que encabeza José Luis Alomía Zegarra, autorizó que sea la empresa BL Diseño y Mantenimiento Empresarial la encargada de la limpieza de inmuebles del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), sin importar que no se encuentra dentro de los términos que dicta el Contrato Marco para dicho servicio.
Entre las agravantes destacan documentos donde se observa que la compañía subcontrató a la firma ADN Gestión Administrativa, relacionada en el empresario Raúl Beyruti, para que tome su lugar en los servicios de aseo, aun cuando se trata de una práctica que no está permitida.
En el ojo del huracán se posiciona a los administradores de contrato Héctor Figueroa y Alberto Arvizu; al director de Servicios de la dependencia, Manuel Candelas, así como al coordinador de Administración, Eduardo Berumen, quien a pesar de los avisos por posibles malos manejos, inexplicablemente no inician con las indagaciones correspondientes.
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