El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo este jueves que los pasajeros que lleguen a Estados Unidos deberán pasar por una cuarentena a su llegada al país, como parte de una serie de decretos para contener la pandemia.
Además del uso de mascarillas, todos aquellos que viajen a Estados Unidos desde otro país deberán realizarse una prueba antes de subirse al avión y realizar una cuarentena cuando lleguen
dijo Biden en una conferencia en la Casa Blanca.
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La exigencia de una prueba fue ordenada por el gobierno anterior, pero el aislamiento era solo una recomendación.
El decreto emitido por Biden sostiene que “en la medida de lo posible” quienes arriben desde el extranjero deben cumplir con las directrices aplicables de los CDC relativas a los viajes internacionales, “incluyendo los períodos recomendados de autocuarentena“, pero no explica cómo se aplicará.
También ordena a las agencias que mantengan conversaciones con Canadá y México “en relación con los protocolos de salud pública para los puertos de entrada terrestres”, incluyendo la aplicación de las directrices de los CDC.
Casi todos los viajes no esenciales en las fronteras terrestres de Estados Unidos con Canadá y México están suspendidos hasta el 21 de febrero.
La pandemia de COVID-19 ha provocado más muertos que las bajas entre las tropas estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial.
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La pandemia en cifras
Casi un año después de que se registrara la primera muerte por coronavirus en Estados Unidos, han fallecido 406,000 personas más, según los registros de la Universidad Johns Hopkins.
El promedio semanal de nuevos casos ha comenzado a descender tras alcanzar un pico el 12 de enero, según los datos del centro de monitoreo de Johns Hopkins, y las muertes siguen una trayectoria similar.
Una proyección conjunta de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), que combina 37 modelos, proyecta que para el 13 de febrero las muertes por COVID-19 alcancen entre 465,000 y 508,000.
La amenaza de las nuevas cepas
Los modelos, por su naturaleza predictiva, dependen de los supuestos en los cuales se basan, y hay variables que podrían cambiar el panorama. En primer lugar, el virus y el surgimiento de nuevas cepas.
Según las proyecciones del CDC hechas la semana pasada, la nueva cepa B.1.1.7 -que es más contagiosa y que se cree que no está tan extendida- podría convertirse en la cepa dominante en Estados Unidos en marzo, generando más infecciones.
Además, otras mutaciones que parecen ser aún más transmisibles han sido detectadas en Sudáfrica y en Brasil y hasta ahora no parecen haber llegado a Estados Unidos.
Sin embargo, el país no tiene un sistema robusto de vigilancia genómica para detectar estos cambios.
Un tema de preocupación es la mutación E484K detectada en Sudáfrica que ha generado dudas sobre la efectividad de las vacunas actuales.
Trevor Bedford, un experto en enfermedades infecciosas del Centro de Estudios Fred Hutch tuiteó: “Necesitamos investigar la cronología para la manufactura y los pasos regulatorios necesarios para actualizar la ‘cepa’ utilizada para la vacuna” y sugirió que una actualización puede ser necesaria para el próximo otoño.
El plan de Biden
Otro aspecto de la propagación es que los virus necesitan huéspedes a los que contagiar y si se instauran medidas de salud públicas efectivas, esto aplanaría la curva.
Biden ha señalado que la lucha contra la pandemia es una prioridad máxima y su equipo ha desarrollado una detallada estrategia nacional para usar las facultades del gobierno federal para aumentar la tasa de vacunación y realizar más pruebas.
El gobierno también busca que se apruebe un plan de alivio económico por 1.9 billones de dólares en el Congreso, que incluya 20,000 millones para las vacunas y 50,000 millones para aumentar el testeo, algo que es fundamental para que los niños puedan volver a las escuelas y los empleados al trabajo.
Hasta el miércoles, habían sido distribuidas a los estados 35.9 millones de dosis de vacunas de Pfizer y de Moderna y 16.5 millones fueron inoculadas, ya sea como la primera o la segunda dosis necesaria. Esto corresponde a una tasa del 46%.
El gobierno de Biden quiere vacunar 100 millones de personas en los primeros 100 días de su gobierno, una fecha que se cumple el 20 de abril.
Las nuevas autoridades indicaron que van a utilizar una legislación de emergencia denominada Ley de Defensa de la Producción para aumentar el suministro y que van a establecer miles de sitios federales y clínicas móviles para eliminar los cuellos de botella en la distribución.
Del lado de la oferta, la situación también debería mejorar si otras vacunas reciben la autorización de emergencia para ser utilizadas.
También se espera que la llegada de la vacuna de una sola dosis de Johnson & Johnson sea un factor determinante, y podría ser aprobada en pocas semanas. El compuesto de AstraZeneca-Oxford podría ser el siguiente.
El enfoque científico
El nuevo gobierno también ha sido alabado por los epidemiólogos por adoptar una estrategia más centrada en la evidencia y por suspender la orden de la administración anterior de retirada de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“En el primer día del gobierno de Biden ya hay un plan nacional con una estrategia integral para hacer frente al #covid19”, tuiteó Leana Wen, académica de la Universidad George Washington experta en Salud Pública.
La nueva directora de los CDC, Rochelle Walensky, indicó el miércoles que va a ordenar que revisen todas las directivas relativas al COVID-19, lo que fue interpretado como una referencia a las presiones que recibieron los científicos durante el gobierno anterior.