Para combatir rezago habitacional y mejorar la accesibilidad de las familias a una vivienda digna, el Programa Nacional de Vivienda propone la creación de una ‘canasta básica’ de materiales de la construcción.
La medida forma parte de las acciones consideradas dentro del primero de cinco objetivos prioritarios “garantizar el ejercicio del derecho a la vivienda adecuada a todas las personas, especialmente a los grupos en mayor condición de discriminación y vulnerabilidad a través de soluciones financieras, técnicas y sociales”
La canasta básica es la primera de 37 acciones consideradas para el cumplimiento del objetivo y está pensada para atender principalmente a las familias que consiguen una vivienda a través de autoconstrucción y construcción asistida, las cuales representan el 57.49% del total de las viviendas habitadas del país.
Es necesario un apoyo para dicho segmento de la población, pues se han identificado algunos efectos adversos en el desarrollo de la vivienda autoconstruida.
La falta de asesoría técnica capacitada puede ocasionar que el inmueble no esté bien construido, se utilicen materiales de mala calidad o estos se adquieren a precios más altos que los del mercado, factor importante si se considera que el avance de las obras es progresivo y depende de la economía familiar
Francisco Piazzesi, vicepresidente de Financieras en Convives en el libro “Vivienda económica ¿Quién la va construir?”
Agrega que la autoconstrucción además implica un mayor tiempo de desarrollo pues las familias utilizan sus propios ingresos en efectivo para la compra de material y contratación de mano de obra.
Así, las familias deben destinar un alto porcentaje de sus ingresos anuales para la construcción de la vivienda, alrededor del 60%, según estimaciones de la Secretaría de Desarrollo Territorial y Urbano, cuando los recomendable para tener finanzas sanas es no exceder el 30%, lo cual deriva en rezago en la vivienda, ya sea por insuficiencia del espacio o por calidad de los materiales.
Tiene que ver con precios de mercado y el nivel de ingresos de la población; si se toma en cuenta que el ingreso medio anual de los hogares en 2018 fue de aproximadamente 198,440 pesos y el precio promedio de una vivienda nueva de 800,982.23 pesos, significa que una familia tendría que destinar alrededor de cuatro veces su ingreso anual total para adquirir una vivienda media
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Diagnóstico del Programa Nacional de Vivienda
Aunque no se ha detallado el funcionamiento de la “canasta básica de materiales”, los miembros de la industria señalaron que es una iniciativa que tendrá efecto positivo para las familias.
“Los materiales tienen un costo que muchas veces se eleva más que la inflación, por eso tenemos que hacer un buen pacto nacional donde toda la cadena de producción se sume para poder hacer vivienda social para los que menos tienen” dijo en entrevista Carlos Medina, vicepresidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio (Concanaco).
No se espera que la medida tenga efecto para los desarrolladores de vivienda “para nosotros no aplica porque por volumen nosotros ya tenemos precios adecuados. Es para la autoconstrucción, para que a las familias no les vendan en bulto de cemento en el doble de lo que debería costar”, dijo a EL CEO Germán Ahumada, director general de Consorcio ARA.
Durante el 2018 el incremento de hasta 11% en el precio de los insumos de los materiales de construcción limitó la actividad productiva de la industria, de acuerdo con el Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción CEESCO.
Sin embargo durante el 2019, la baja actividad de la industria comenzó a revertir ese incremento pues hasta el primer semestre del año el incremento de los precios fue de 3.1% “el nivel más bajo para un mes a tasa anual, desde junio de 2014”.