Pemex, la empresa más importante de México, está en el preámbulo de una tempestad.
La Empresa Productiva del Estado enfrenta varios factores en su contra: la reciente caída en el precio del petróleo (22% desde octubre), una deuda elevada, los próximos vencimientos de ésta y la baja en el precio de sus bonos colocados en el mercado local e internacional.
“Nuestros clientes no se sienten cómodos con el nombre Pemex desde hace tiempo, prefieren otro tipo de riesgos y evitar el tema de la volatilidad que tienen los bonos de la empresa”, dijo Jonathan Zuloaga, asesor macroeconómico y de mercados de Columbus de México.
A finales de 2018, la deuda neta de Pemex se habrá elevado 45% desde el 2015, de acuerdo con estimaciones de la calificadora de riesgo Fitch Ratings. Al cierre de este año, la deuda neta se ubicará en los dos billones de pesos.
En los próximos tres años vencerá el 25% de la deuda colocada en los mercados, de acuerdo con información de Bloomberg. Las colocaciones han sido en pesos mexicanos, euros, y francos suizos.
Bonos, a la baja
La rebaja en la perspectiva de calificación de Pemex por parte de Fitch y la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) han impactado a los bonos de la empresa productiva del estado.
Del 24 de octubre (previo a iniciar la consulta ciudadana sobre el NAIM) al 21 de noviembre, los precios de los principales bonos de Pemex retrocedieron más de 8%, lo que obligó a elevar la tasa que pagan para no perder atractivo.
Fitch Ratings cambió la perspectiva de la calificación de Pemex a finales de octubre a ‘Negativa’ desde ‘Estable’ como reflejo del deterioro del perfil crediticio de la empresa y por la incertidumbre creciente sobre la estrategia futura de negocios de Pemex.
Una estrategia planteada por Andrés Manuel López Obrador, el próximo presidente de México, es terminar con las exportaciones de crudo y construir una refinería en el país para acelerar la producción de petrolíferos como la gasolina, lo que puede generar más gasto para Pemex.
El precio del bono de Pemex, con vencimiento en 2029 (y colocado el mes pasado) ha cedido 7.63% y el rendimiento que debe pagar aumentó en 108 puntos base desde el 24 de octubre.
Otro bono, pero a 30 años, ha visto una caída del 8.78% en su precio y el incremento en su tasa ha sido de 78 puntos base.
“Con Pemex, vemos un tema de deuda vulnerable. Además, la nueva administración no es tan clara el mensaje respecto a sanear a la empresa o a gastar más. Se hizo la tormenta perfecta sobre Pemex”, dijo Zuloaga.