Cuando Enrique Peña Nieto era candidato a la presidencia de México planteó entre sus propuestas la creación de un importante órgano de seguridad denominado la Gendarmería Nacional, el cual iba a estar conformado por alrededor 40,000 elementos.

Era una de sus apuestas más fuertes en el tema de seguridad nacional, pero a días de que culmine el sexenio los resultados del rol que jugaría la corporación policial nunca se concretaron.

El priista triunfó en las urnas y una vez asumido el cargo comenzó la pavimentación del camino para que la Gendarmería viera la luz. Fue el 22 de agosto de 2014, cuando Peña Nieto tomó protesta a los 5,000 uniformados que la conformaron en esa fase.

De inicio se habló de una institución distinta a las existentes, compuesta por militares y marinos bajo un mando civil. En el proceso el rostro de Gendarmería cambió, incluso se le quitó lo “nacional”, y no fue integrada por elementos de las fuerzas armadas.

La corporación fue adscrita a la Policía Federal como su séptima división junto a inteligencia, investigación, seguridad regional, científica, antidrogas y la unidad de asuntos internos.

Un año antes de su conformación oficial, Manuel Mondragón y Kalb, entonces comisionado Nacional de Seguridad, declaró que en el futuro la Gendarmería contaría con cerca de 40,000 y 50,000 elementos, y que en su primera etapa saldrían a las calles con 10,000. Hoy, a escasos días del fin de sexenio, no se alcanzó ninguna de las cifras.

Javier Oliva, experto en temas de seguridad en México, califica con una palabra lo que significó el trabajo de la Gendarmería en el sexenio de Peña Nieto: improvisación.

La Gendarmería no vino a resolver ningún problema evidente. Vino solo a aportar el esfuerzo de 5,000 elementos, que en realidad para las necesidades del país es muy poco, entonces la improvisación es la principal explicación de su fracaso

Javier Oliva, experto en seguridad

En entrevista, el analista y catedrático de la UNAM agrega que a la propuesta –hecha en campaña por Peña Nieto– le faltó precisión y una adecuada planeación por parte del equipo de seguridad del presidente.

¿Se acerca su fin?

En uno de los artículos transitorios del decreto presentado por los diputados de Morena para crear la Guardia Nacional se apunta a un posible fin de la Policía Federal.

“Las funciones previstas en el artículo 2 de la Ley de la Policía Federal, sean asumidas, en lo que corresponde, por la Guardia Nacional, con la gradualidad que permita asegurar la continuidad de las respectivas funciones y puedan llevarse a cabo la transferencia de recursos humanos, materiales y financieros respectivas”, se indica.

López Obrador mencionó que actualmente la PF cuenta con 40,000 elementos de los cuales 20,000 realizan funciones administrativas. Según su propuesta, la Guardia estará compuesta por cerca de 50,000 policías militares, navales y federales.

Aunque el tema es una de las propuestas principales del Plan del Nacional de Paz y Seguridad, el presidente electo anunció que lo someterá a consulta pública el 21 de marzo de 2019, pese a que en el Congreso su proceso comenzó.

En la reciente Encuesta Nacional de Estándares y Capacitación Profesional Policial (ENECAP) del Inegi, se informó que son 36,500 los uniformados que componen la PF.

Entre los datos que se dan sobre la corporación federal es que es la segunda corporación con más elementos que recibieron sanciones aunque también ocupó el mismo sitio con más reconocimiento o premios.

Alejandro Gertz Manero, uno de los asesores del próximo gobierno, indicó en días pasados que los elementos que conforman la división de Gendarmería de la Policía Federal pasarán en la primera etapa a la Guardia Nacional y serán distribuidos en las coordinaciones regionales planteadas en el plan de seguridad.

Durante el sexenio de Peña Nieto, pese a las críticas que recibió la Policía Federal, mantuvo una buena imagen ciudadana sobre su desempeño, según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE), el promedio fue de 61.66%.

Una Gendarmería con observaciones

En el Presupuesto de Egresos de la Federación del 2014 y 2015, a la creación de la Gendarmería se le asignaron recursos por 1,500 y 4,500 millones de pesos en cada ejercicio.

La Auditoría Superior de la Federación observó inconsistencias al fiscalizar las cuentas públicas 2014 y 2015 de esa división de la Policía Federal, entre las principales estuvieron:

-De los 1,772.7 millones de pesos destinados para crear plazas sólo se ejerció el 16% (283,337 pesos) y el resto fue transferido a otros programas del sector gobernación y al Ramo 23 (Cuenta Pública 2014)

-En el 2014 se autorizó el ingreso de 247 servidores públicos a la Gendarmería sin acreditar su evidencia documental de su formación militar

-Cinco de seis cuarteles móviles adquiridos no se encontraban en operación (Cuenta Pública 2014)

-De las 5,000 plazas autorizadas en el 2014 sólo 4,103 fueron ocupadas (Cuenta Pública 2014)

-Los 75 operativos que ejerció en 16 entidades no generaron un impacto en la disminución de delitos, incluso en algunos estados aumentaron dichos ilícitos (Cuenta Pública 2015)

-De los 10,000 operativos previstos en 2015 solamente realizó 75, el 0.8% de avance

-En las evaluaciones de confianza de la Gendarmería, de los 3,590 elementos examinados –de 4,546 evaluaciones previstas– sólo el 16.2% aprobó los exámenes médicos, toxicológicos, psicológicos, polígrafo y socioeconómicos

Descartar la improvisación

El experto en seguridad Javier Oliva observa una diferencia entre los proyectos de la Gendarmería de Peña Nieto y la Guardia Nacional de López Obrador. Destaca que la primera fue una promesa de campaña mientras que la segunda fue una propuesta formal que realizó como presidente electo, aunque ha comenzado a generar dudas.

El reciente anuncio de someter la propuesta a consulta popular provoca en Oliva nuevas dudas sobre el proyecto. “Desde las áreas civiles en materia de seguridad del presidente electo hay también mucha improvisación y poca precisión en lo que se quiere hacer”.

Para el catedrático de la UNAM, pese a que no todo le parece malo en el próximo plan de seguridad como que se le busque un marco jurídico, observa demasiada improvisación para hacer frente a un tema tan importante como es la inseguridad.

Desde Ernesto Zedillo hasta Enrique Peña los presidentes junto con sus equipos civiles han tomado decisiones reactivas, es decir tratan de resolver a modo el tema de la inseguridad y la situación es cada vez peor, lo que indica que no hubo ninguna planeación ni hubo una visión integral

concluye Javier Oliva

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