A los 88 años, el francés Louis Pouzin, uno de los inventores de internet, recorre el mundo defendiendo su visión de un “internet alternativo”, que cuenta ahora con el apoyo de la Unión Europea, de centros de investigación y de empresas tecnológicas.
Cincuenta años después de los primeros inicios de dos computadoras en red, el inventor francés del “datagrama”, uno de los conceptos que originaron internet, no está conforme con ver el mundo de la informática dominado por China y Estados Unidos.
“La razón por la que perdimos el control de internet es porque no entrenamos bien a la gente”, dice. Junto con el británico Tim Berners Lee y los estadounidenses Vint Cerf y Robert Kahn, Louis Pouzin, condecorado por la reina de Inglaterra Isabel II, es considerado uno de los padres fundadores de internet.
Modesto, asegura que nunca imaginó lo que sería internet en el siglo 21 cuando trabajaba en las primeras computadoras, a finales de los años 1950. “Yo construía sistemas, y cuando lo hacemos, nos preocupamos principalmente por hacer funcionar lo que tenemos en curso”, resume.
Poco conocido en su país natal, este pequeño hombre de mirada viva asistió a la sexta conferencia mundial de internet organizada en Wuzhen, en el este de China. El gigante asiático está interesado en su enfoque hacia la iniciativa RINA, que pretende crear otra arquitectura de internet.
RINA, por “Recursive Internetwork Arquitecture”, se presenta como la alternativa a los protocolos fundamentales de internet, TCP e IP, que no se han actualizado desde su creación en los años 1970.
Son estas mismas redes las que ahora deben gestionar más de 4,000 millones de usuarios y una plétora de servicios que no existían al principio.
“Esto ha dado lugar a una masa extraordinariamente voluminosa y no rentable de software que se duplica creando inevitablemente contradicciones”, explica el ingeniero.
Propuesta en 2008 por el estadounidense John Day, hoy en la Universidad de Boston, la arquitectura RINA se basa, como el IP y el TCP, en los famosos datagramas de Louis Pouzin, es decir, paquetes de datos que se transmiten con una dirección de destino. Pero no de la misma manera.
“Lo que RINA hace es tener funciones que se controlan de una manera muy sencilla con seis o siete comandos posibles, no más (abrir, cerrar, probar…)”, resume Pouzin.
Estos comandos “sólo transmiten órdenes de un sistema a otro”. La ventaja de este internet alternativo es que los intercambios de datos ya no se realizan en una red abierta con direcciones IP públicas, lo que los pone a salvo de los piratas.
“A los estadounidenses no les ha interesado mucho”, señala el investigador.
Millones de investigadores
Según un informe publicado el lunes, si bien China y Estados Unidos cuentan con las cuatro quintas partes de los “unicornios” (empresas de vanguardia valoradas en más de mil millones de dólares) del planeta, es la Unión Europea, a petición de Louis Pouzin, la que empezó a invertir en gran escala en el proyecto RINA a partir de 2015.
Con cientos de millones de euros en subvenciones, cerca de 400 investigadores trabajan en el tema en Europa, particularmente en España, Irlanda y Noruega.
Armenia se convirtió el año pasado en el primer país que decidió pasar a esta nueva arquitectura. Varias empresas europeas están trabajando en proyectos piloto. Es como una venganza de Louis Pouzin, cuyos trabajos fueron abandonados por Francia en los años 70.
Pouzin, que nunca imaginó una tal proliferación de internet, tampoco cree en un futuro mundo totalmente robotizado. “Un coche autónomo paseando por el paisaje actual, con peatones y perros, no es manejable. Es un sueño, una fantasía. Hay mucha gente planeando cosas que nunca suceden”, afirma.