La ansiada red 5G no traerá la prometida innovación y velocidad el mismo día de su instauración. Parece que la gran eficiencia en vehículos autónomos, servicios de salud interconectados y evolución de los procesos industriales no sólo llevará más tiempo del que contempla la llegada del sustituto del 4G, sino que incluso podría decepcionar.
Vendida como la gran promesa, la tecnología 5G tiene como objetivo ‘conectar todo’, por ‘todos lados’ y todo el tiempo a través de tres principales características en las que destacará: versatilidad, flexibilidad y banda ancha.
Pero estos tres grandes campos que revolucionarán lo ofrecido por las versiones anteriores de la red móvil necesitan una infraestructura que no parece poder estar lista para el segundo semestre de 2019, que es cuando llegarán los primeros celulares compatibles con 5G, pues su ambición, más allá de facilitar comunicación entre los humanos, es conectar entre sí a los objetos.
Y es que si bien la red de quinta generación de la tecnología móvil será mucho más rápida que la actual 4G, los usuarios no tendrán una sensación de velocidad desde el primer momento: se necesitará una gran inversión y tiempo para que la cobertura esté suficientemente desarrollada para que sorprenda a la consumidores.
La esperanza de que la revolución en conectividad llegue tan pronto como se enciendan los primeros celulares compatibles con la red parece poco posible.
De acuerdo con la compañía sueca Ericsson, las promesas que la tecnología 5G trae consigo podrían generar expectativas en el público que no se verán cumplidas con la capacidad de las primeras redes.
“Solo estamos en el comienzo”, señala Yannick Sadowy, director general para medios y telecomunicaciones en Accenture. “Se promete tiempo (de conexión) real y muy poca latencia, pero esto no será una realidad hasta 2023 o 2025”, agrega.
“El riesgo de decepción existe”, comenta Stéphane Téral, director ejecutivo de investigación en la industria móvil en IHS Markit. “Esto que presentamos hoy es una especie de 4G++, se hace mucho ruido para poca cosa al final”.
Coincide con él Thomas Coudry, analista de telecomunicaciones para Bryan, Garnier & Co: “cuando vemos los servicios existentes hoy en día, con un buen nivel de cobertura 4G, el interés de la 5G no es evidente. Y en cambio es difícil identificar en este momento los futuros servicios que emergerán con la 5G”.
Las primeras ventajas, indica la agencia AFP, serán para los operadores: “gracias a la importancia de la banda ancha que ofrece, la 5G permitirá proponer un internet fijo con mucha banda ancha allí donde desplegar la fibra óptica sea más costoso”. Y, sobre todo, evitará el atasco de las redes móviles ahora que ver videos en los dispositivos es tan común.
Más adelante, la 5G permitirá desarrollar la realidad aumentada, especialmente para enriquecer los eventos en directo con informaciones suplementarias en la pantalla del teléfono.
Aplicaciones pueden ser pacientes
La lista de servicios prometidos con la 5G es larga: envíos a domicilio con drones, cine de realidad virtual, robots conectados o incluso la posibilidad de hacer llamadas con hologramas.
Pero muchas de estas aplicaciones no son inmediatas, estima Stéphane Téral, porque “para tenerlos, haría falta una red cuyo despliegue costaría una fortuna con un retorno sobre la inversión incierto”.
La historia da el ejemplo, pues la promesa de un internet móvil tardó años en realizarse y el móvil adaptado, el primer iPhone en 2007, no salió hasta tres años después del lanzamiento de las redes en Europa.
“Sólo el 15% de las conexiones en el mundo se harán en 5G en 2025, va a continuar siendo una tecnología relativamente limitada”, insiste.
El gran público, pues, deberá aguardar pacientemente a la llegada de nuevos servicios realmente innovadores.