El internet de las cosas está dando sus primeros pasos hacia la digitalización de las actividades agrícolas. Y a México, la llamada agricultura inteligente podría llegar en los próximos dos años.

Sin embargo, para que esto suceda, se debe mejorar la conectividad en las rurales del país, dice William Nazaret, director ejecutivo de Spica Telecom, firma que vende servicios de internet satelital en comunidades con menos de 10,000 habitantes.

Una de las principales ventajas que ofrece la agricultura inteligente es el monitoreo de la humedad del suelo y la calidad de los plantíos través de sensores.

Nazaret dice que hay “una empresa mexicana” que está desarrollando un proyecto para llevar esta tecnología al campo. Aunque por ahora prefiere reservarse el nombre, para no infringir acuerdos comerciales.

“Hay un proyecto grande de agroindustria que está avanzando en México. Es la única fábrica de estos sensores de humedad en el país y yo creo que se puede lanzar en máximo dos años”, dice el directivo.

México entró en 2018 a las 10 principales economías exportadoras de productos agrícolas a nivel mundial, según datos de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

La agricultura inteligente promete utilizar la tecnología para mejorar la cantidad y calidad de sus productos agrícolas a través del internet de las cosas, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Agricultura 4.0

La agricultura 4.0 es una herramienta agrícola, que utiliza principalmente la geolocalización satelital (GPS) para escaneo de suelos y gestión de datos.

Esto ayuda a los agricultores a medir con precisión las variaciones dentro de un campo y adaptar su cosecha y ganado en consecuencia, según la agencia de Alimentación y la Agricultura de la ONU (FAO, por sus siglas en inglés).

Así, los productores de alimentos pueden aumentar la efectividad de pesticidas y fertilizantes para utilizarlos de manera más concreta. También sirve para controlar mejor las necesidades de los animales individuales, mejorando su salud.

Como complemento de los sensores de humedad y calidad de la tierra, en algunas partes del mundo se están empleando mecanismos automatizados de riego, así como el uso de tractores inteligentes y autónomos.

Además, existen otros dispositivos como robots para identificar y tratar plantas enfermas, para cosechar y drones agrícolas para recopilar datos que ayuden a verificar la salud de los cultivos, monitorear el ganado y analizar los campos.

En países como Australia y Brasil, el uso de “alta tecnología” en el sector agrícola ha llegado a reducir los costos de producción hasta en un 50%, según un artículo publicado por la Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas el año pasado.

“Sin embargo, México tendrá limitaciones para que pueda ser extensivo este modelo a todo el país, por los costos de esta tecnología, situación orográfica y socioeconómica”, explica el mismo artículo.

¿Que le falta a México?

El principal obstáculo para la implementación de estos mecanismos, dice William Nazaret, es extender hasta los lugares menos poblados la cobertura de la red 4g.

Se trata de un requisito mínimo para el funcionamiento del internet de las cosas.

Los últimos dos presidentes han apostado por reducir esa brecha, aunque por el momento esa meta parece lejana.

En el sexenio de Enrique Peña Nieto se puso en marcha el proyecto Red compartida, que estableció el objetivo de llevar conexión de internet a las zonas donde no la hay. Lo mismo plantea el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero a través de su programa Internet para todos.

El primero fue propuesto para que empresas mayoristas puedan llevar los servicios a la población. Mientras que el segundo pretende conectar gratis sitios públicos, como escuelas y hospitales, utilizando la fibra óptica de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

En México, el número de usuarios de internet creció el 4.2% entre 2017 y 2018, de acuerdo con la  Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (Endutih) más reciente.

La misma publicación indica que hay una gran brecha digital que reducir: 73.1% de la población urbana tienen acceso a internet, contra el 40.6% de la población rural.

No obstante, ninguno de los planes gubernamentales para elevar la cobertura de internet en el país incluye aterrizarlo en el campo.