En 2007, la participación de mercado de Nokia en la industria de móviles era de 49.4%, de acuerdo con la firma de análisis Gartner. Seis años después, pasó a ser solo de 3%.

El declive de la empresa tiene que ver con la aparición de nuevas marcas. Una de ellas, Apple. En 2008, cuando salió el primer iPhone al mercado, Nokia aún era la líder al concentrar una participación de 42.4%, pero ese mismo año registró su primer descenso (3%).

Apple, en cambio, reportó un crecimiento de 327.5% en las unidades vendidas.

Para la época, el teléfono de Apple tenía algo que los equipos de Nokia no poseían: un software. Este año, al segundo trimestre, Nokia ya no aparece en el ranking de los fabricantes de teléfonos que se posicionan en el top de teléfonos vendidos.

La pregunta es si este mismo efecto podría replicarse en otras industrias, como la automotriz.

La respuesta de acuerdo con Morgan Stanley es que sí. La firma de inversión señala en un reporte publicado el año pasado que el valor de un auto cambiará drásticamente con la incursión de los coches autónomos.

Hoy el 90% del valor de un automóvil se concentra en el hardware. Pero en el futuro, el cuerpo del auto solo representará el 40% del valor total, mientras que otro 40% representará el software y el 20% restante serán las aplicaciones que integre el coche.

Los coches autónomos transformarán la industria automotriz. La relevancia de un auto pasará de los motores, engranes y ruedas al software, el contenido que en éste se pueda consumir y en la experiencia del usuario que proporcionen

Morgan Stanley.

El software será determinante en el futuro de las empresas que hoy se encargan de fabricar coches y en la industria ya existen algunas firmas que quieren ser el Apple de los coches autónomos.

El más claro ejemplo es Waymo, que pertenece a Alphabet, matriz de Google.

Este proyecto que inició como una apuesta en 2009 y que ahora se consolida como una empresa independiente trabaja en el desarrollo de vehículos autónomos. Justo la semana pasada la compañía presentó Waymo One, un servicio similar a Uber que operará con coches autónomos.

Waymo One ya está disponible en Phoenix, Arizona.

 

Y el Nokia será…

Las empresas de la industria tradicional se vieron sorprendidas por compañías como Waymo u Otto, adquirida por Uber y es un hecho que ninguna de ellas quieren convertirse en el Nokia de su mercado.

Muestra de ello son las decisiones que hace unos días tomó General Motors. La CEO, Mary Barra, informó el cierre de cinco plantas en Norteamérica (cuatro de ellas en Estados Unidos y una en Canadá) hacia finales de 2019, lo que representa el recorte de 14,000 empleos.

De acuerdo con la ejecutiva, este movimiento atiende la necesidad de dirigir y enfocar los recursos en la producción de coches eléctricos y autónomos.

Lo que enfrenta General Motors no solo es de la empresa, sino un problema generalizado en la industria.

Otras automotrices como Volkswagen decidieron realizar alianzas con empresas de tecnología para trabajar en el desarrollo de vehículos autónomos. En mayo, la alemana anunció una asociación con Apple para la fabricación de coches de este tipo.

Ford desarrolló la división Ford Autonomous Vehicles, que planea lanzar sus primeros coches autónomos para 2021.

Analistas de Bloomberg señalaron en su visión de la industria para 2019 que la disminución en la ganancia en el mercado automotriz en América del Norte podría retrasar el progreso y desarrollo de vehículos eléctricos y autónomos.

“A medida que los fabricantes de automóviles se vuelven conservadores con el gasto para prepararse para la próxima gran demanda de autos, los proyectos con largos periodos de retorno serán los primeros en ser eliminados o retrasados”, precisaron los analistas en una nota sobre la industria.