El director del Banco de Pagos Internacionales (BPI), Agustín Carstens, declaró este miércoles que es necesario replantear cómo regular de manera directa las actividades de las grandes empresas tecnológicas en los servicios financieros, dado su tamaño e influencia.
Las grandes empresas tecnológicas, ricas en datos, como Alibaba y Amazon, llevan tiempo participando en servicios financieros como la banca, los pagos, la gestión de activos y los seguros, y algunas de ellas también ofrecen computación en la nube para gestionar servicios clave para los bancos.
Su tamaño y alcance en las redes sociales y el comercio electrónico significa que pueden acumularse con rapidez cuota de mercado en las actividades financieras
dijo Agustín Carstens en un foro internacional de bancos centrales.
Agustín Carstens speaks on “Big techs in finance: forging a new regulatory path” at the BIS conference on #BigTech in Finance #Regulation https://t.co/BDL9m7IIFv pic.twitter.com/k57Wh2S9jy
— Bank for International Settlements (@BIS_org) February 8, 2023
Esto crea el riesgo de que se conviertan en “demasiado grandes para quebrar”, un problema que los reguladores esperaban resolver con los bancos tras los rescates en la crisis financiera de hace más de una década.
“Sin duda, se justifica un replanteamiento de la regulación y necesitamos un nuevo camino a seguir”, dijo Carstens, añadiendo que se necesita un nuevo marco “holístico” que incluya la exigencia de que los servicios financieros de las grandes tecnológicas estén separados de otras operaciones.
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Empresas sacan provecho de los datos que reciben
Empresas como Jumia, en África, o Grab, en el Sudeste Asiático, están tratando de aprovechar las grandes cantidades de datos que les proporcionan, así como la información valiosa sobre posibles clientes de servicios financieros, su patrimonio y sus hábitos de gasto, con el fin de procesar créditos y pagos.
Según Carstens, las grandes empresas tecnológicas con actividades financieras significativas también podrían estar sujetas a requisitos a nivel de grupo en materia de gobernanza, conducta empresarial y resistencia operativa.
La aplicación de normas financieras ‘holísticas’ a las grandes empresas tecnológicas sería un reto, dado que el sector ya está supervisado por reguladores de la privacidad de los datos y de la competencia a nivel local e internacional, sin un regulador ‘principal’ claro
agregó.
En la Unión Europea, Reino Unido y otros países ya están surgiendo normas de resistencia operativa para que los reguladores financieros supervisen el uso que bancos y aseguradoras hacen de empresas externas de computación en la nube como Amazon, IBM y Microsoft para alojar servicios.
El acuerdo por 2,000 millones de dólares entre Microsoft y London Stock Exchange en diciembre fue la última señal de cómo se están difuminando las fronteras entre las grandes empresas tecnológicas y las finanzas.
Según Carstens, entre los posibles beneficios de la entrada de las grandes empresas tecnológicas en el sector financiero figuran la mejora de los resultados para los clientes, el aumento de la eficiencia del mercado financiero y la mejora de la inclusión financiera.
Ya es hora de pasar de la teoría a la práctica y considerar opciones tangibles para las acciones reguladoras
dijo.