La pandemia del COVID-19 ha supuesto un campo fértil de prueba para los unicornios, además de ser un escenario de validación de negocios, una antesala del auge que hoy están teniendo varias startups y que se espera siga creciendo en toda América Latina.

Este escenario ha acortado la brecha entre la banca de inversión y el capital de riesgo, en donde ha implicado que éste último haga una mayor apuesta ante el aumento de confianza en el crecimiento y solidez de los negocios.

La distancia se está borrando en dos frentes: los montos de inversión de venture capital están subiendo, y esto habla de que los grandes fondos institucionales están dispuestos a apostarle a cantidades cada vez mayores a empresas latinoamericanas

Sergio Legorreta, socio de Dentons Venture Tech para Latinoamérica y Caribe, esto podría ser reflejo de la confianza en la capacidad de ejecución de los negocios de clase mundial, por lo que ‘se está borrando esta línea’ y es normal que ocurra puesto que ha sucedido en todos los mercados.

Estamos en un punto de inflexión en donde varios elementos están haciendo que florezcan valuaciones más altas para las empresas, pero sobre todo que dichos negocios se estén expandiendo rápidamente en la región

Sergio Legorreta, socio de Dentons Venture Tech para Latinoamérica y Caribe

Más confianza

En opinión del abogado especialista, este escenario es reflejo de que hay mucho más confianza en el capital de riesgo, lo que suele marcar la diferencia entre lo que se conoce como banca de inversión o private equity y el capital de riesgo, es decir venture capital. 

Antes, lo que solía marcar la diferencia era la tasa de mortandad de las empresas en las que se invertía: el private equity solía invertir cantidades mayores, pero siempre en etapas de mayor evolución en las compañías, sobre todo en empresas que tenían unan tasa muy baja.

Entonces, al private equity se le iba invirtiendo 100 o 200 millones de dólares en compañías como aerolíneas, bancos o empresas con un historial más solido y una expectativa de vida mucho mayor, mientras que el capital de riesgo solía invertir en empresas que tenían su futuro poco garantizado.

El ejemplo

Clip es el ejemplo más reciente, pues hace unos días la firma de pagos electrónicos se convirtió en el tercer unicornio en México tras recibir una inversión de 250 millones de dólares del fondo latinoamericano de SoftBank y Viking Global Investors LP.

Con ello, Clip superó los 2,000 millones de dólares de valor de la empresa.

En los últimos días, trascendió también que el futbolista Guillermo Ochoa es el nuevo socio de Kavak, el primer unicornio mexicano, además de resonar el nombre de Jüsto como el próximo gran unicornio mexicano, aunque todavía no se sabe nada.