Gigantes como Facebook, Twitter, Google, Microsoft y hasta TikTok están dispuestos a aceptar las condiciones de la Unión Europea (UE) sobre la nueva normativa que busca regular de manera más efectiva la desinformación, la propaganda y las noticias falsas en internet.
La UE está a la cabeza de una iniciativa mundial de regulación de las plataformas de internet, que se han convertido en un elemento crucial para que miles de millones de personas reciban noticias e información.
En los últimos meses, la UE ha estado trabajando para crear diferentes legislaciones que controlen y regulen el espacio digital, siendo la Ley de Marco Digital la más conocida ahora, aunque no es la única que Europa alista en la materia.
También está asentada la Ley de Servicios Digitales, la cual obliga a las principales compañías tecnológicas a vigilar sus plataformas para detectar y eliminar el contenido ilegal.
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Nuevo código contra contenido perjudicial
Según un informe confidencial, un “código de prácticas sobre desinformación” actualizado obligará a las plataformas tecnológicas a revelar cómo eliminan, bloquean o frenan los contenidos perjudiciales en la publicidad y en la promoción de contenidos.
Las plataformas en línea tendrán que contrarrestar la “desinformación perjudicial” mediante el desarrollo de herramientas y asociaciones con verificadores de hechos que pueden incluir la retirada de propaganda.
También puede incluir “indicadores de fiabilidad” en la información verificada de forma independiente sobre temas como el conflicto en Ucrania y la pandemia por COVID-19.
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Desglose de datos por país, necesario
Es fundamental que los grandes grupos tecnológicos se vean obligados a proporcionar un desglose por países de sus esfuerzos, en lugar de proporcionar sólo datos globales o europeos como hacen actualmente.
Si bien las empresas tecnológicas se han resistido a esta medida, los organismos reguladores nacionales han exigido datos más específicos para poder centrarse mejor en quienes difunden desinformación en cada país.
Para responder a la desinformación con eficacia, se necesitan datos específicos por país y por idioma. Sabemos que la desinformación es diferente, y las grandes plataformas tendrán que proporcionar ahora datos significativos que permitan comprender mejor la situación a nivel de país
dijo Věra Jourová, Vicepresidenta de Valores y Transparencia de la UE y responsable del código
Código voluntario, actualizado
En 2018 se introdujo por primera vez un código voluntario, pero se prevé que el 16 de junio se publique una versión actualizada con 30 firmantes, entre los que se encuentran grandes empresas tecnológicas y grupos de la sociedad civil.
Jourová dijo que el impulso propagandístico del Kremlin tras la invasión a Ucrania presionó las discusiones para fortalecer el código.
“Las acciones de Rusia han informado para dar forma al código antidesinformación. Una vez que el código esté operativo, estaremos mejor preparados para hacer frente a la desinformación, también procedente de Rusia”.
El código ganará peso en el futuro, ya que a través de la Ley de Servicios Digitales, se aplicará una legislación histórica que obligará a las grandes empresas tecnológicas a vigilar sus plataformas de forma más agresiva en busca de contenidos ilegales.
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Incumplimiento, con multas de hasta 6%
Los grupos que incumplan las normas se enfrentarán a multas de hasta el 6% de la facturación global.
Thierry Breton, comisario de Mercado Interior, dijo que la amenaza de fuertes multas daba “respaldo legal” al código actualizado contra la desinformación.
Los nuevos requisitos obligarán a las empresas tecnológicas a proporcionar otros datos detallados, como el número de bots eliminados, los sistemas de inteligencia artificial desplegados para eliminar las noticias falsas y el número de moderadores de contenidos desplegados por país.
Las plataformas también tendrán que establecer herramientas para “identificar y marcar la desinformación que se difunde” a través de sus servicios y estudiar la forma de integrar un sistema de señalización en sus sistemas.
Con información de Financial Times