Microsoft dejará de vender la tecnología que analiza las emociones de las personas basada en la imagen facial, además de limitar el acceso a los instrumentos de reconocimiento facial, que son herramientas de inteligencia artificial.
La decisión del gigante tecnológico forma parte de los esfuerzos de los principales proveedores de servicios en la nube por frenar la exposición indiscriminada de tecnologías sensibles.
Esto, en un escenario en el que los legisladores en Estados Unidos y Europa analizan limitaciones legales.
Al menos desde el año pasado, Microsoft ha estado revisando si los sistemas de reconocimiento de emociones están basados en paradigmas científicos.
Estos esfuerzos plantearon cuestiones importantes sobre la privacidad, la falta de consenso sobre la definición de ’emociones’ y la incapacidad de generalizar la relación entre la expresión facial y el estado emocional en todos los casos de uso, regiones y demografía
dijo Sarah Bird, gerente de productos en la unidad de Azure AI de Microsoft
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Un año de margen para perder el acceso
Los clientes dispondrán de un año antes de perder el acceso a las herramientas de inteligencia artificial que pretenden inferir las emociones, el género, la edad, la sonrisa, el vello facial, el cabello y el maquillaje.
Microsoft precisó que los clientes deben obtener la aprobación para utilizar sus servicios de reconocimiento facial, que pueden permitir a las personas iniciar sesión en sitios web o abrir carpetas mediante un escaneo facial.
La empresa pidió a sus clientes que eviten situaciones que vulneren la privacidad o en las que la tecnología pueda dar problemas como por ejemplo, la identificación de menores, pero no prohibió explícitamente esos usos.
Google Cloud, un paso adelante
Google Cloud, de Alphabet Inc., se embarcó el año pasado en una evaluación similar.
El gigante tecnológico bloqueó 13 reacciones previstas en su herramienta de lectura de emociones y puso en revisión cuatro existentes, como la alegría y la tristeza.
La compañía está evaluando un nuevo sistema que analiza movimientos como fruncir el ceño y sonreír, sin tratar de asociarlos a una emoción.
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Con información de Reuters