La elección de candidatos para los comicios extraordinarios en Puebla, están evidenciando una fractura la interior de Morena. 

El nombramiento de Miguel Barbosa como abanderado de la fuerza política por la gubernatura fue visto como una imposición de la dirigente nacional del partido, Yeidckol Polevnsky, entre políticos cercanos a otro de los ‘hombres fuertes’ de la Cuarta Transformación, Ricardo Monreal.

Barbosa perdió el año pasado la candidatura para el mismo cargo frente a Martha Érika Alonso, representante de la coalición Por Puebla Al Frente, conformada por los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano. Tras su derrota, el morenista acusó de fraude y solicitó revisar la elección, cuya validez finalmente fue ratificada.

Martha Erika Alonso asumió el cargo el 14 de diciembre de 2018 y falleció 10 días después, en un accidente aéreo, junto con su esposo, el senador y exgobernador poblano Rafael Moreno-Valle Rosas.

Los ataques contra Barbosa desde el interior de Morena se han intensificado en las últimas semanas. Sin embargo, el ‘fuego amigo’ no solo tiene que ver con el control de Puebla, estado tradicionalmente panista, sino con las aspiraciones presidenciales de Ricardo Monreal a la presidencia de la República en 2024.

“La imposición de Barbosa refleja la disputa entre Monreal y Polevnsky puesto que el candidato de Monreal era otro, un compañero de la bancada en el Senado. Me parece una pelea de las élites de Morena, donde el zacatecano busca la candidatura presidencial en el 2024”, dice Salvador Mora, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

Ricardo Monreal ha estado cerca de Andrés Manuel López Obrador desde hace al menos dos décadas, aunque su relación no ha estado exenta de fricciones. En 2017, el político buscó sin éxito la candidatura del partido para la jefatura de gobierno de la Ciudad de México y amenazó con salir de la fuerza política. Actualmente es presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República.

Los peones de Monreal

Los recientes ataques contra Barbosa no han llegado directamente de la mano del exgobernador zacatecano, pero sí de sus allegados. 

Alejandro Armenta, senador poblano cercano a Monreal, era uno de los personajes que aspiraban a abanderar a Morena por la gubernatura. Su derrota frente a Barbosa mermó la posibilidad de que el líder del Senado tenga un gobierno aliado en las elecciones presidenciales de 2024.

Esa fue una de las primeras fricciones contra la cúpula morenista, que siguió durante el primer trimestre del año.

La diputada de Morena, Inés Parra Juárez, presentó el 20 de febrero dos denuncias ante el Instituto Nacional Electoral (INE): una en contra de Yeidckol Polevnsky y la otra en contra de Miguel Barbosa, a quienes acusó de cometer ilícitamente actos anticipados de campaña con rumbo a las elecciones de Puebla.

En su denuncia, la legisladora acusó a Polevnsky y Barbosa de promocionar al excandidato a la gubernatura poblana a través de entrevistas en radio, televisión e internet antes de iniciar oficialmente la campaña política hacia las elecciones del 2 de junio.

Aunque la Comisión de Quejas y Denuncias del INE consideró que la queja estaba infundada, el recurso fue el primer ataque frontal de un miembro de Morena en contra de su compañero de partido, quien según datos de febrero de la encuesta Mitofsky, aventaja por 26.5% al candidato del Partido Acción Nacional (PAN).

El fuego amigo contra Barbosa se intensificó el 3 de abril, cuando el suplente de Ricardo Monreal en el Senado, Alejandro Rojas Díaz Durán denunció la presunta “corrupta compra” de una casa del expresidente Miguel de la Madrid ubicada en el fraccionamiento Texotitla, en la alcaldía Coyoacán.

Díaz Durán dijo que el valor real de la propiedad del exmandatario es de 120 millones de pesos, por lo que presentó una denuncia ante la la Fiscalía General de la República (FGR) contra Barbosa por los “presuntos delitos de lavado de dinero, corrupción y enriquecimiento ilícito”.

El contraataque de Polevnsky

Un día después de la acusación de Rojas Díaz, el panista Edgar Moranchel, director del Sistema Operador de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado (Sopoama) en Atlixco, filtró una serie de audios en los que se escucha al senador Armenta Mier planeando una estrategia para disminuir políticamente a Barbosa.

En las grabaciones, Armenta Mier contempla incluso las posibilidades de acción en caso de la muerte de Barbosa durante su etapa como mandatario estatal.

“Parece que este tipo de ataques no tienen precedente. En el pasado hubo casos similares que se desataron por candidaturas, como cuando Monreal se enfrentó a Claudia Sheinbaum por la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, pero nunca a estos niveles o al menos no de manera pública”, explica José Luis Estrada, profesor y analista político de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

‘Sacrificio’ presidencial

Durante su trayectoria política, que comenzó a mediados de la década de 1970, Ricardo Monreal ha sido miembro del PRI, el PRD, el Partido del Trabajo (PT), Movimiento Ciudadano (MC) y actualmente es coordinador de la bancada de Morena en el Senado.

Antes de ocupar el cargo, Monreal tuvo otros puestos en la administración pública, entre los que destacan la gubernatura de Zacatecas en el sexenio de 1998 a 2004 y jefe delegacional de Cuauhtémoc en el trienio de 2015 a 2017.

En total lleva 34 años ininterrumpidos ocupando puestos de elección popular, desde que en 1985 trabajó como primer regidor y secretario del ayuntamiento de Fresnillo, gracias al PRI, donde militó hasta 1998, según consta en el perfil elaborado por el Sistema de Información Legislativa del Congreso de la Unión.

En sus antecedentes también se encuentra un registro como precandidato a la presidencia del país hacia las elecciones del 2006 por el PRD, carrera interna que ganó López Obrador. 

Para Salvador Mora, el proyecto de Monreal es transexenal y por eso el político aceptó su derrota en la encuesta para elegir al candidato a la jefatura de gobierno capitalina, a pesar de que pudo haber “brincado” a otro partido para competir contra Sheinbaum.

 Monreal está en la estirpe más clara del ‘chapulineo’ y del oportunismo que, como todo político, busca alcanzar el mayor cargo posible. Él ya fue gobernador, diputado y senador, ya solo le resta ser presidente de la República, por lo que quiere estar en la escena pública de cualquier manera , Salvador Mora.

Sin embargo, José Fernández Santillán, politólogo del Tecnológico de Monterrey, estima que a cinco años de la próxima sucesión presidencial, la candidatura de Morena está previamente designada para la actual jefa de gobierno de la Ciudad de México.

“López Obrador jamás le va a dar la estafeta (a Monreal) porque ‘juega para su propio santo’ y no para el presidente. Sin lugar a dudas, Claudia Sheinbaum será la elegida porque no se le hereda el poder a los amigos, sino a los ‘hijos’”, estima el experto.

Viraje de timón

El 12 de diciembre de 2017, Polevnsky sucedió a Andrés Manuel López Obrador al frente de Morena, cargo que ostenta hasta la fecha. En la única etapa de su trayectoria en los asuntos legislativos del país coincidió con Ricardo Monreal, cuando fue senadora entre 2006 y 2009.

Su carrera está más ligada a la iniciativa privada que a los temas de la política, donde alcanzó su posición de mayor peso en la presidencia nacional de Morena. Uno de los principales logros de la política morenista es haberse convertido en la primera mujer que presidió la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra).

Sin embargo, en materia política cumplió la función como testaferra de López Obrador desde que fue designada como dirigente del partido guinda, comenta Salvador Mora, cargo que la puede catapultar a otros puestos tras la renovación de la dirigencia morenistas, planeada para noviembre de 2019.

Fernández Santillán coincide y cree que el perdedor de la disputa será Monreal, ya que considera que Polevnsky tiene buenas posibilidades de terminar como la nueva candidata de López Obrador a la jefatura de gobierno capitalino o incluso aspira a la titularidad de una dependencia como la Secretaría de Gobernación.