La era de Felipe Calderón Hinojosa en el PAN terminó y el distanciamiento del expresidente con el partido blanquiazul culminó en un eminente divorcio.

Horas antes de conocerse el resultado de la votación para elegir al nuevo dirigente de Acción Nacional, el michoacano que logró hacerse de la Presidencia de la República de 2006 a 2012 anunció su renuncia del partido en el que militó desde su juventud.

Y, a manera de premonición del resultado que vendría después, Calderón soltó el “me voy”.

En una carta enviada al PAN este domingo, el expresidente de México justificó su acción: “Porque la camarilla que controla al partido ha abandonado por completo los principios fundamentales, las ideas básicas y las propuestas del PAN, y no le interesa sostenerlos, actualizarlos o fortalecerlos”.

Unos días antes de la elección, Calderón Hinojosa había advertido que de ganar Marko Cortés –relacionado a la corriente del excandidato presidencial Ricardo Anaya–, saldría del partido y formaría una nueva opción política el siguiente año junto con su esposa Margarita Zavala, excandidata independiente y quien también renunció al panismo hace por más de un año, en octubre de 2017.

La partida de Calderón sólo podría significar la gran escisión del grupo político fundado hace 79 años, en una época donde es clara la crisis de los partidos tradicionales que dominaron la escena política del país durante décadas, hasta que apareció Morena, movimiento creado por Andrés Manuela López Obrador y que evolucionó al partido político que finalmente lo colocó como el presidente electo.

Sin duda el PAN es el que sale más afectado de esta ruptura. No porque un militante menos le represente algo, sino porque estamos hablando de que no solo es el expresidente del partido, es el expresidente de México, es uno de los liderazgos más visibles. Y justo de la mano de Calderón se pueden ir muchos otros panistas

Juan Pablo Galicia, analista político

En 1992, el PAN sufrió la partida de un grupo de militantes que formaban parte del Foro Doctrinario y Democrático, la escisión de los conocidos ‘foristas’ inició debido a que personajes como José González Torres, Pablo Emilio Madero, Jesús González Schmall y Bernardo Bátiz estaban en desacuerdo con el camino que llevaba el partido bajo la dirigencia de Luis H. Álvarez.

Incluso algunos trataron de formar el Partido Foro Democrático, pero fracasaron y quedaron  como agrupación política que terminó en la extinción.

Los años 90 fueron tiempos en los cuales los partidos políticos tenían más solidez y fortaleza, principalmente el PRI y el PAN, además de el crecimiento que traía el PRD.

Libre, la base del nuevo movimiento

Felipe Calderón tiene muy clara su ruta. En la carta que envió al PAN describió: “Porque México requiere urgentemente una opción de participación política a cuya creación ya vienen contribuyendo nuevas voces ciudadanas, especialmente a jóvenes, y permanecer en el PAN solo implica una desviación y pérdida neta de tiempo, recursos y capacidad de organización que deben dedicarse a impulsar ese esfuerzo con todo vigor”.

El expresidente de México busca regresar a la arena política y para ello, junto a Margarita Zavala y otro grupo de panistas que no se encuentran conformes con las últimas dirigencias de Acción Nacional, aglutinarlos en un movimiento que buscará formar el próximo año por los reglamentos y tiempos que establece el Instituto Nacional Electoral (INE).

En entrevista con medios nacionales, Zavala informó informó que una de las opciones sería tomar como base del partido la asociación civil Libre, la cual creó en agosto y que fue acusada de plagio por la Fundación Libre de Argentina, por utilizar los mismos colores y un logo similar.

“Es un riesgo para el PAN en el mediano y largo plazo, en el corto plazo por supuesto que no, las leyes mexicanos hablan de que Calderón y Zavala solo podrían armar un partido político en enero del próximo año. En las intermedia del 2021, lo más probable es que tendrán una participación testimonial, si logran armar el partido en los siguientes años”, considera el politólogo Galicia.

Para el analista político, la estrategia a la que está apostando Calderón es juntar a las voces que se oponen o critican los proyectos y planes del próximo gobierno encabezado por López Obrador.

Los que salieron a marchar el domingo en la Ciudad de México no es que se vayan a afiliar automáticamente al partido de Calderón, pero sin duda son ellos el público meta de ese nuevo partido político que pretende hacer un movimiento que le responda al movimiento que en su momento generó López Obrador y que terminó convirtiéndose en Morena

Indica Galicia

Buscan aglutinar un símil de Morena

En 2011 comenzó a gestarse una asociación civil denominada Movimiento de Regeneración Nacional, cercana a Andrés Manuel López Obrador. Al siguiente año surgió la ruptura entre el PRD y el tabasqueño, luego de la derrota en la elección federal, y llegó el fin de la relación.

Dos años después, en el 2014, el movimiento recibió el aval del entonces Instituto Federal Electoral, hoy Instituto Nacional Electoral, para constituirse como partido político.

Con López Obrador como cabeza, Morena basó su discurso principal en la crítica a la corrupción, despilfarro e inoperancia de los partidos tradicionales.

Cuatro años después, la habilidad política del tabasqueño y la solidez del proyecto que años atrás comenzó a trabajar hizo que su movimiento arrasara en las elecciones presidenciales, en las del Congreso federal y locales e incluso en varias entidades del país.

La opción política que representaba López Obrador consiguió el 30.11 millones de votos, 53.19% de la elección presidencial, ganó cinco de las nueve gubernaturas en juego y se consolidó como la bancada federal dominante con 255 diputados y 59 senadores.

“No hay que perder de vista que si tomamos a Morena como el símil más inmediato de esto que pretende hacer Calderón, pues también Morena surge justo como una respuesta ante la cerrazón del sistema de partidos para la opción que representaba Andrés Manuel, justo para formar un partido donde él tuviera el liderazgo indiscutible”, afirma el analista, Juan Pablo Galicia.

Agrega que el partido político se vuelve una fachada de un movimiento en el que Calderón pretende ser el líder, lo que refleja, según el politólogo, que los partidos políticos como los conocemos ya no son suficientes para contener esos liderazgos ni las exigencia de ciertos sectores sociales.

El fin del calderonismo llegó y aunque el michoacano fue muy crítico en su carta de renuncia, el Partido Acción Nacional respondió de la misma forma en un comunicado:

“Nos sorprende, sin embargo, que alguien con su capacidad no esboce la más mínima autocrítica por los errores que señala, muchos de los cuales comenzaron a incubarse y a potenciarse precisamente cuando él, como Presidente de la República, tenía el control total del Partido”.

Lo anterior quizá esté dando señales de que no haya un camino de vuelta en la relación que algún día rindió frutos en la política mexicana.

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