El juicio contra Genaro García Luna en Estados Unidos pondrá en la mira de la justicia estadounidense a políticos demócratas, lo que significa una nueva arma que Donald Trump puede utilizar en su intento por permanecer cuatro años más en la Casa Blanca.

García Luna comparece este martes ante el juez Brian Cogan, quien dirigió el juicio contra Joaquín Guzmán Loera, ‘el Chapo’, exlíder del Cártel de Sinaloa sentenciado a cadena perpetua, más 30 años en prisión.

El gobierno de Estados Unidos acusa al exfuncionario mexicano de proteger las actividades de la organización sinaloense entre 2006 y 2012, cuando fue secretario de Seguridad. También de dar falsas declaraciones cuando intentó obtener la ciudadanía en 2018.

Durante esta audiencia, el encargado del diseño y aplicación de la llamada guerra contra las drogas del expresidente Felipe Calderón informará si enfrenta a la justicia de Estados Unidos o si decide dar información sobre sus operaciones, a cambio de una reducción en su sentencia.

En caso de ser así, podría implicar a los protagonistas de operativos controversiales como los planes ‘Mérida’ y ‘Rápido y furioso’, en los que estuvieron involucrados funcionarios antinarcóticos de Barack Obama, dice Salvador Mora, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

Donald Trump buscará presumir que su gobierno está poniendo a criminales en prisión, y que estos criminales tenían vínculos con la administración de Barack Obama.

De esta manera, Trump responderá al juicio político que enfrenta ante el Senado estadounidense por supuestamente haber presionado al gobierno de Ucrania para investigar a Joe Biden, uno de sus principales contrincantes políticos.

El juicio de Genaro García Luna que puede implicar a representantes del partido demócrata se convierte en una nueva ficha en el tablero político estadounidense, dice Carlos Páez Agraz director de Mesura, consultora en análisis de discurso.

A menos de un año de las elecciones del 3 de noviembre para elegir al huésped de la Casa Blanca para el periodo 2020-2024, el caso de García Luna será en una arma valiosa para la campaña de Trump.

García Luna, entre las altas esferas demócratas

Durante el sexenio en el que García Luna dirigió la estrategia de combate de drogas en México se reunió en diversas ocasiones con altos funcionarios del gobierno de Obama.

El personaje más visible es la excandidata presidencial, Hillary Clinton. En 2009 visitó como Secretaria de Estado el Centro de Mando de la Policía Federal en la delegación Iztapalapa para conocer la tecnología y las estrategias de seguridad de la corporación.

En esa reunión, García Luna explicó los programas de seguridad y la estrategia integral de prevención del delito y combate a la delincuencia, según reportes periodísticos. Durante los cuatro años en la secretaría de Estado, Clinton tuvo un solo tema en su agenda respecto a México: el narcotráfico.

Trump ya había intentado relacionar a Clinton en 2015 con el Cártel de Sinaloa en un tuit. Sin embargo, los especialistas entrevistados no consideran que Clinton sea el personaje más cercano a García Luna durante la administración de Obama.

García Luna tuvo línea directa con los exjefes de la CIA Leo Panetta y David Petraeus; James Clapper, exjefe de la Agencia de Inteligencia estadounidense; y Janet Napolitano, entonces responsable de la seguridad interna.

De acuerdo con diversos reportes de prensa publicados tras la detención de García Luna, todo este grupo de exfuncionarios comenzó a asesorarse legalmente, ante lo que pueda destapar el expolicía mexicano en el juzgado de Brooklyn.

La administración de Trump señala a estos mismos personajes de generar filtraciones a los medios que afectan a su gobierno.

Si García Luna llega a un acuerdo con la fiscalía para declararse culpable y colaborar con la justicia, su pena sería reducida. Pero tendría que hablar sobre todos los involucrados en las actividades criminales de las que se le señala.

Ello podría involucrar tanto a personajes políticos de México y Estados Unidos, explica Salvador Mora.