Eduardo Aguilar

Reportero

El sector energético no ha sido lo que Carlos Slim esperaba. Uno de sus primeros contactos importantes en este negocio no fue en México, sino en Argentina, con la petrolera estatal YPF, donde se hizo de 8.2% de sus acciones por un monto estimado de 343 millones de dólares. 

Sin embargo, su incursión accionaria en la petrolera sudamericana no fue fructífera. En 2014, la entrada de Chevron al país para explotar el megayacimiento Vaca Muerta provocó que el empresario mexicano vendiera el 32% de su participación en YPF, la cual había adquirido apenas dos años antes, en 2012. 

Por aquellas fechas en México, la baja en los precios internacionales del petróleo causó que Grupo Carso, que incluye a su subsidiaria de energía, tuviera que detener varias de sus operaciones por más de dos años. 

El panorama político de México ahora presenta una nueva oportunidad para Slim, pese a las restricciones que ha fijado el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador a la inversión privada.

Carso Energy ha ganado solo dos de los 10 concursos en los que ha participado. Aunque planea invertir 20,000 millones de pesos en este sector durante el sexenio, ha dejado claro que su velocidad de inversión dependerá de las acciones del gobierno. Es precisamente esta relación con gobierno la que en gran parte ha dictado la capacidad de crecimiento de Carso en el sector durante esta administración y la anterior.

La subsidiaria energética de Carso se estableció en 2011 como una tenedora de empresas del sector, después de que Grupo Carso comprara Tabasco Oil Company (TOC), que se convertiría en la primera subsidiaria de su división energética. En 2014 se establecieron las otras: Carso Electric, Carso Energías Alternas y Carso Oil & Gas.

Como cualquier particular, tiene un papel interesante pero marginal, explica Miriam Grunstein, Investigadora asociada al Centro México de Rice University. La especialista considera que cualquier empresa privada tiene un rol muy pequeño si se le compara con Pemex. 

 

Carso Energy y su subsidiaria de Oil & Gas pertenecen a un grupo de empresas mexicanas que comenzaron como proveedores de servicios de Pemex y que aprovecharon la oportunidad de las rondas petroleras para construir sobre esa experiencia y buscar convertirse en operadoras mediante alianzas con otras empresas, detalla Alejandra López, analista energética de FTI Consulting. 

Por la suspensión de las rondas petroleras, las empresas que concursaban en las licitaciones -entre ellas Carso Energy y sus dos socias, Talos Energy y Sierra Oil and Gas- tendrán que evaluar nuevas formas de participación en el sector petrolero a partir de las oportunidades que el gobierno mexicano ponga sobre la mesa.

La oferta actual parece regresar al modelo original de proveeduría y puede prevenir el crecimiento de Carso Energy, así como su eventual posicionamiento como operadora petrolera, talento que en un futuro hubiera podido ser exportado al mundo, explicó López.

 

 

Grunstein está en desacuerdo con esta postura. Cree que Slim ha obtenido una buena renta a partir de su empresa y que está consciente de que es muy difícil pasar de una prestadora de servicios a una operadora, principalmente por la competencia que existe en México. 

La subsidiaria Carso Energy tuvo utilidades netas por 1,638 millones de pesos, lo que representa el 18.18% de la utilidad neta del grupo, según el reporte financiero anual al 2018 de Grupo Carso. 

Incluso existe la posibilidad de que su conservadurismo sea una de las principales ventajas para en los próximos años. 

(La empresa) ha estado un poco tras bambalinas y no se ha adentrado a las inversiones más “atractivas”. Probablemente no quiso ser de los primeros en evaluar la reforma energética. Creo que esta precaución está validada por lo que estamos viendo tras el cambio (en la Presidencia), explica Adrián Calcaneo, director de Midstream y Líquidos para IHS Markit.

Las oportunidades a futuro para Carso parecen ser, además de volver al modelo de servicios a Pemex, explorar las áreas donde la petrolera estatal no resulte una competencia. 

Calcaneo considera que Carso intentará mantener una relación fructífera con el gobierno, para evitar cinco años de sequía. El portafolio que controla no es despreciable, pero tampoco tiene el tamaño que el conglomerado quisiera. 

En este se incluyen los siguientes proyectos: 

TOC tiene los derechos de dos bloques petrolíferos: Jagüeyes 3432B y Llanos 56. El primero de ellos ya tiene seis pozos exploratorios y dos de desarrollo. A finales de 2018 se le calculó una recuperación estimada remanente de 70,500 barriles de petróleo, mientras que el segundo apenas perforó su primer pozo exploratorio en febrero del año pasado.

En mayo de 2015, Carso Energy ganó en asociación con Energy Transfer Partners y Master Inc, el que hasta el momento sería su proyecto más importante: una licitación internacional de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para construir y operar los gasoductos de Waha-Presidio y Waha-San Elizario, con una capacidad de 1,356 y 1,135 millones de pies cúbicos diarios, respectivamente.

En septiembre del mismo año, Carso se adjudicó un contrato para el transporte de gas natural en el trayecto Samalayuca-Sásabe. Para operarlo se creó la subsidiaria Carso Gasoducto Norte S.A. de C.V., que sería la encargada de renegociar las condiciones del mismo con CFE el año pasado. El contrato tiene una vigencia de 35 años y se espera que comience a operar durante el primer trimestre de este año.

La división de Energías Alternativas cuenta con dos concesiones para exploración y explotación de recursos geotérmicos en las áreas de Celaya y Mexicali, las cuales fueron aprobadas en 2016. Ambas tienen una vigencia de 30 años y cuentan con una capacidad conjunta de generación inicial de 25 MW, expandible hasta 100 MW.

En julio de 2017, la subsidiaria de Oil & Gas consiguió adjudicarse los contratos correspondientes a dos bloques, ambos con una vigencia de 30 años. Los planes de exploración y explotación han sido aprobados y se encuentran en el periodo inicial de exploración. En total, Carso Energy presentó 10 ofertas distintas en las licitaciones pertenecientes a las rondas petroleras, pero sólo consiguió adjudicarse dos. 

En 2017, Carso Energy comenzó a percibir ingresos por extracción y venta de petróleo en Colombia, y en 2018 su total de ventas alcanzó los 72 millones de pesos, pero su utilidad de operación fue de -507.3 millones de pesos, principalmente por el deterioro de sus inversiones en Colombia y los gastos derivados de los trabajos iniciales en los dos contratos obtenidos a través de las rondas petroleras. A pesar de esto, la utilidad neta para la empresa en 2018 creció 371% con respecto a 2017.

Carso Infraestructura y Construcción también tiene una historia interesante con proyectos de hidrocarburos y energía. Entre sus obras, la compañía cuenta con construcciones de plataformas petroleras, marítimas y autoelevables construidas en favor de otras empresas, además de gasoductos, oleoductos, y servicios de perforación de pozos petroleros.

Durante una conferencia de prensa el año pasado, Slim se mostró optimista hacia las oportunidades futuras. 

Hay bastante en la mesa en manos privadas para que empecemos a hacer las cosas. Yo creo que si en un año, o año y medio, se ve que estamos invirtiendo lo que hay que invertir y que se puede invertir más, seguramente van a dar luz verde, porque es lo que necesita el país.

Carso no tenía experiencia en estos rubros y se la jugó a entrar a un nuevo mercado donde tenía que explorar las oportunidades, por lo que no quisieron “lanzar la casa por la ventana”, explica Calcaneo. 

Si la reforma energética se hubiera mantenido con la misma tendencia, probablemente se hubiera visto una expansión. 

El ingeniero Slim tiene una ventaja porque las empresas multinacionales no van a entrar a los contratos que Pemex tiene en mente porque no son atractivos y porque tienen otras opciones de inversión(…) si estas inversiones se van a otros países sólo queda gente como Carso. No son los proyectos más deseados del mundo, pero ellos van a tener las mejores opciones por su relación con gobierno, destaca.

Ahora, con dos bloques en vías de producción y un contrato renegociado para el transporte de gasoductos, el terreno parece limpio para que Carso Energy continúe ampliando su huella, incluso más allá del territorio nacional. Sobre todo Argentina. 

En su visita a México, antes de asumir el puesto, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, tuvo una reunión privada con Slim. De acuerdo con medios de aquel país, uno de los temas importantes era la posibilidad de ampliar sus negocios en el sector energético del país sudamericano.

La Argentina es un país que ofrece muchas posibilidades, porque es un país que está en una situación económica compleja y necesita inversiones para explotar sus riquezas, dijo Fernández en conferencia de prensa. 

Así que de no darse las oportunidades de inversión en México, el magnate tiene abiertas las puertas de Argentina, país que a pesar de que regresó un gobierno de izquierda, sí está abierto a la iniciativa privada. 

Reportero: Eduardo Aguilar 
Editor: Mario Maldonado  |  Diseño: Cristian Laris  |  Video: Israel Águila