El gas natural solo llega al 8% de los hogares mexicanos, debido a las trabas de los gobiernos locales, ya que instalar los ductos en las calles implica de su autorización y que la Comisión Reguladora de Energía (CRE) conceda permisos a los distribuidores de este combustible.
La mayoría de los hogares (78%) usan gas Licuado de Petróleo (LP) que es aproximadamente 30% más costoso que el gas natural y que representa un mayor riesgo que el natural porque al ser más pesado que el aire, permanece concentrado en el suelo.
Mientras, el gas natural es más ligero que el aire y se disipa, con lo cual se reduce ese riesgo. Además, su instalación no es manipulada con frecuencia como sucede con los cilindros de LP y con las conexiones a las pipas, destacó Susana Cazorla, socia consultora de SIC Enrgy.
Comentó que alrededor del 13% de los hogares utilizan leña para calentar alimentos o agua y menos de 1% electricidad.
El problema para ampliar la cobertura del gas natural son las trabas de las autoridades locales y que los vecinos no alcanzan acuerdos para que la infraestructura requerida se instale en sus colonias
señaló Cazorla.
La mayoría de los vecinos temen a los ductos de gas natural que se instalan en el suelo, pero es más el mito que se ha creado, basado más en malas creencias que en realidades, y es difícil convencer a los vecinos de la utilidad, indicó la especialista.
La razón es que se necesitan permisos de autoridades locales para tener una red. Tienen que abrir las calles y poner la tubería y eso requiere un permiso de construcción por parte de las autoridades locales que han sido muy renuentes, sobre todo en la Ciudad de México
destacó Eduardo Prud’homme, socio en la consultoría Gadex y especialista de Natural Gas Inteligence.
Agregó que en los trámites de permisos surgen prácticas de corrupción como solicitar pagos fuera de la ley o pedir a la distribuidora de gas que deje la calle arreglada después de hacer la instalación, lo que debería estar a cargo de las alcaldías.
Con menor riesgo de explosión respecto al gas LP
El gas natural tiene menor riesgo que el LP no solo por el peso que tienen respecto al aire, si no por la manipulación humana.
México es uno de los países que menos invierte en el mantenimiento y supervisión de cilindros que contienen gas LP, pese a que el precio a los consumidores creció cada mes a tasa de dos dígitos desde julio del 2020 al mismo mes del 2021, es decir, hasta antes de que la Comisión Reguladora de Energía (CRE) lo topara.
“Si dejas abierta tu estufa de gas LP en un cuarto cerrado, ese gas se va a mantener a nivel de suelo, no se va a disipar y puede alcanzar concentraciones que pueden provocar una explosión. Con gas natural, si dejas tu estufa abierta por alguna razón, ese gas tiende a escaparse por la ventana, se va a disipar. Por lo tanto la probabilidad de que se concentre y haya una explosión es menor”, señaló el especialista de Gadex.
El gas natural se distribuye mediante ductos que llegan a las casas, cuyo material es plástico flexible que resiste movimientos mecánicos de suelo y fracturas. Incluso, dentro de su distribución tiene válvulas de almacenamiento, que se pueden cerrar si hay alguna fuga.
En contraste, el gas LP se compone de propano y butano, cuyas moléculas son más pesadas, lo cual lo hace más pesado que el aire.
A principios de agosto, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, adelantó que para el 2022 se podría desarrollar una red de suministro de gas natural con la participación del gobierno federal, gobiernos estatales y municipales en regiones seleccionadas por el Inegi
“Si logramos introducir el gas natural, podríamos alcanzar dos cosas: una que es más barato, sería garantizar precios más bajos, y dos hacer el compromiso de arreglar por completo las calles”, declaró el mandatario.