Contener el precio de la gasolina es una posibilidad de los gobiernos mediante dos alternativas que son distintas: el subsidio o el estímulo fiscal

Un subsidio es un gasto que hace el gobierno para que el precio al consumidor sea menor a lo que cuesta realmente vender un bien en el mercado, en este caso, la gasolina. 

En cambio, un estímulo fiscal es un mecanismo que usan los gobiernos para reducir el impuesto que cobran mediante ese bien, explicó Víctor Gómez, economista y académico del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

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El precio de la gasolina comenzó a elevarse conforme se recuperó la actividad económica tras la pandemia de COVID-19 y se disparó con el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia

 

Ante ello, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) fue reduciendo el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) de las gasolinas hasta que lo eliminó al 100% en la semana del 12 al 18 de marzo en la Magna, la Premium y el diésel

Es decir, dejó de cobrar 5.49 pesos por cada litro de Magna, 4.63 por cada litro de Premium y 6.03 pesos por litro de diésel.

Cada viernes, la dependencia publica en el Diario Oficial de la Federación el porcentaje de IEPS que cobrará la semana siguiente, así como el estímulo complementario para distribuidores y proveedores– que echó a andar hace dos semanas- mediante el cual estas figuras pueden dejar de cobrar una parte del Impuesto al Valor Agregado (IVA) o del Impuesto Sobre la Renta (ISR). 

Reforma energética eliminó subsidios a la gasolina

La política de aplicación del IEPS ha cambiado de manera importante en los últimos 15 años. La reforma energética estableció el cobro del IEPS por litro de gasolina y que no puede ser negativo, con lo que en 2014, de manera legal, se eliminaron los subsidios a la gasolina.

México entró a una política en la que los consumidores de gasolina pagan un impuesto por ese combustible, el IEPS, relató Víctor Gómez. 

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Antes de 2014, el gobierno hacía un gasto para que el precio que observaba el consumidor fuera menor al precio que tenía que cobrarse en bomba, por lo que incurrió en un gasto de subsidios considerable que dependía de los diferentes cambios en las cotizaciones de las referencias internacionales.

Esas referencias impactan al menos cuatro componentes que conforman el precio final del litro de la gasolina: el precio de la molécula, que es lo que le costó esa estación de servicio la gasolina a nivel de producción, y la logística, que es el transporte y la distribución del combustible

El tercer componente es la ganancia que cobra quien vende la gasolina al mayoreo, y el cuarto es el margen del minorista, que son lo centavos por litro que se queda el dueño de la estación de servicio.

 Antes de la ejecución de la política del IEPS, lo que hacía el gobierno para mantener la gasolina en un nivel relativamente estable era subsidiar el precio de esos cuatro elementos

comentó Gómez

 

Si por alguna razón alguno de ellos crecía de manera importante, el gobierno subsidiaba para que el precio que pagaba el consumidor no se viera afectado.

Si el gobierno gastaba dinero para que el precio fuera menor estábamos hablando de un subsidio

agregó el especialista.