La Unión Europea está en el centro del huracán. Es quizá la región que mayor afectación económica y social tendrá por la invasión de Rusia a Ucrania y el endurecimiento de la política monetaria podría generar nuevas crisis financieras en países de la periferia, particularmente España e Italia.

El bloque europeo se encuentra en dificultades y una vez más muestra incapacidad de proporcionar el bienestar que prometía desde sus comienzos y la prolongada crisis del euro que viene arrastrando hace varios años es el problemas más representativo.

Las fallas provienen de un error estructural desde el inicio: la implementación del euro.

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Si bien la moneda única se ha convertido en un símbolo de Europa y está considerada por los ciudadanos de la eurozona como una de las consecuencias más positivas, la complicada situación económica y financiera que viven también se debe al establecimiento del euro como moneda comunitaria.

Conviene recordar que la moneda europea se estrenó en 1999 a un cambio de 1.16 dólares. Desde entonces ha oscilado entre su mínimo histórico, 0.82 dólares en octubre de 2000, y su punto más alto a mediados de 2008, cuando se situó en los 1.60 dólares.

¿Realmente están sincronizados?

En su momento, grupos serios de economistas cuestionaron la entrada de la circulación del euro.

Los argumentos de esta oposición se basaban en que la Unión Europea como un todo no cumplía con los supuestos de la teoría de la moneda única del Premio Nobel 1999, Robert Mundell, la cual define las características que deben tener dos o más países para tener una divisa común.

Para cumplir con los supuestos deben responderse de forma afirmativa algunas de las siguientes tres preguntas. La primera es ¿los grupos de países tienen el ciclo económico sincronizado (tener crisis al mismo tiempo)? Claramente en la UE no se presenta esta sincronización.

La segunda es ¿hay movilidad de trabajadores entre los países? A pesar de ser legal en la UE, en la práctica no sucede. La movilidad es muy baja, sobre todo por cuestiones culturales o de lenguaje.

Y la última es ¿tienen gobierno/instituciones comunes que sean capaces de transferir apoyos de países con mejor desempeño a los de menor para corregir asimetrías? Si bien existen organismos multilaterales, las decisiones finales dependen de los parlamentos, y en la mayoría de los casos se oponen.

El rescate financiero por encima del euroescepticismo 

El hecho de que los gobiernos europeos consiguieran aprobar paquetes de rescate financiero para los gobiernos griego, irlandés, portugués y español, constituye un logro sorprendente que refleja niveles insólitos de cooperación intergubernamental.

Paradójicamente, el tortuoso proceso a través del cual se consiguió dicha colaboración ha creado enormes tensiones en el sistema de gobernanza europeo que ponen en peligro las perspectivas a futuro.

El euroescepticismo sigue tocando la puerta. El más reciente resultado electoral en Francia así lo demuestra, cuando en realidad se esperaba un mayor liderazgo francés en el bloque debido a la nueva “debilidad” de Alemania tras la salida de la canciller Merkel.

La consecuencia es que en numerosos países siguen apareciendo movimientos xenófobos y demagogos populistas con soluciones aparentemente fáciles y que la gente los sigue votando de forma copiosa.

El futuro de la Unión Europea es incierto, sobre todo de la eurozona. No ayudó haber comenzado la casa por el tejado con el establecimiento del euro.

*James Salazar Salinas es subdirector de análisis económico de CI Banco. Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor.