La mañana del martes se dio una de esas declaraciones conjuntas que obligan a levantar la ceja. Dos de los funcionarios más conocidos del gobierno de la cuarta transformación salieron a los medios para informar que habían armado un frente común en contra de la delincuencia organizada en la Ciudad de México; esa cuya existencia fue negada categóricamente durante la administración de Miguel Ángel Mancera; esa que a nosotros los mortales ya nos había demostrado que la ciudad ya no era la burbuja de seguridad que las autoridades pretendían imponernos hasta que, en junio de 2020, esa misma delincuencia le demostró a esas mismas autoridades de lo que eran capaces al atentar contra el secretario de Seguridad Pública de la capital del país. 

Omar García Harfuch y Santiago Nieto Castillo, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (y si se aprueba el proyecto para modificar la Ley Antilavado, el ‘todo poderoso’ titular de la UIF), nos informaron que fueron bloqueadas 1,352 cuentas bancarias relacionadas con 14 grupos delictivos que operan en la capital, “a fin de disminuir su capacidad financiera”.

Y vaya que esto puede ser cierto, ya que se detectó que por estas cuentas bancarias circularon miles de millones de pesos. 

Debe quedarnos claro que esto tiene que ser una gran noticia, ya que la capacidad operativa de la delincuencia va de la mano de su capacidad financiera y, con mayor razón, si resulta que estos congelamientos están relacionados con los 14 grupos criminales que operan en la Ciudad de México: La familia michoacana, la Unión Tepito, la Fuerza Anti-Unión Tepito, el cártel de Tláhuac, los Rodolfos, la célula de ‘El balín’, los Guerreros, los Maceros, la Banda del perro; los Sinaloas; la Ronda 88; los Molina; los Benjas; y cártel de los Beltrán Leyva, en conjunto con La mano con ojos.

Debe quedarnos claro que si esto es la manifestación de los primeros resultados de la ‘Operación Zócalo’, mediante la cual las autoridades de la Ciudad de México buscan intercambiar información de los grupos criminales, identificar los nexos financieros y económicos que existen entre las organizaciones delictivas que aquí operan, determinar cómo es que la delincuencia organizada ha penetrado (y a qué profundidad) la estructura gubernamental, reducir los niveles de violencia, así como identificar prestanombres y empresas fachadas, no queda de otra más que aplaudirle a la dupla Nieto-García.

Sin embargo, esta declaración también tiene una lectura política: 

Omar García Harfuch declaró:

La inteligencia financiera facilita la identificación de las fuentes de recursos que las organizaciones utilizan para financiar sus actividades y hacer rentable sus operaciones, de tal forma que el aprovechamiento de esta labor permite el diseño de acciones orientadas a mermar la capacidad operativa y logística de las organizaciones criminales para lograr su desmantelamiento permanente”.

“Gracias a la coordinación que se tiene con la Unidad de Inteligencia Financiera del Gobierno de México, pudimos llevar a cabo las detenciones antes mencionadas. Nuestra colaboración diaria ha permitido identificar importantes estructuras financieras de las organizaciones criminales generadoras de violencia en la Ciudad de México. Este esfuerzo es resultado del trabajo conjunto, que hace posible la interacción interinstitucional con base en el respeto mutuo”

¿Esta declaración es tan solo una consecuencia de la buena relación que sostienen Omar y Santiago, o también podrá ser que Santiago está buscando a un sustituto confiable para una de las oficinas gubernamentales que ha demostrado su notoria efectividad en el frente político y a la que le ha tomado un muy natural aprecio? 

Va de nuevo: “La inteligencia financiera facilita la identificación de las fuentes de recursos que las organizaciones…”

Aunque Santiago Nieto lo niegue, su nombre sigue siendo mencionado para competir por la gobernatura de Querétaro por lo que, de resultar esto cierto, no solo deberá renunciar a su cargo a fines de este mes para cumplir con las órdenes del Presidente, sino que también deberá busca a una persona que pueda dar continuidad a su trabajo.

De hecho, entre mis colegas se menciona con preocupación que esta posición quede en poder de un grupo político y que las manos que ya están levantadas no necesariamente tienen los mejores antecedentes.

O tal vez y solo tal vez Santiago Nieto esté dándole el espaldarazo a Omar García Harfuch para encabezar la Guardia Financiera dentro de la Guardia Nacional, lo cual tendría sentido, ya que a nivel internacional hay una tendencia para colocar a personas con perfiles militares o policiacos al frente de las áreas de inteligencia financiera de los bancos, justo como el perfil del Secretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México.

Por cierto, valdría la pena preguntarle a Claudia Sheinbaum si la UIF de la CDMX, la primera que se armó a nivel estatal por allá de 2005 o 2006, todavía existe, ya que no fue nombrada ni una vez por Omar y Santiago.

*Salvador Mejía es licenciado en Derecho por la UNAM. Cuenta con estudios de especialización en México y Estados Unidos en Prevención de Lavado de Dinero y Financiamiento al Terrorismo, Anticorrupción, Gobierno Corporativo así como en Inteligencia y Contrainteligencia

Este texto es una columna de opinión. Su contenido es responsabilidad del autor y no representa necesariamente la postura de EL CEO.