Si Elon Musk compró Twitter por la cantidad de 44,000 millones de dólares es porque seguramente vio potencial como negocio. Actualmente la red monetiza de dos formas. La primera es vendiendo anuncios patrocinados y la otra es capitalizando la información que recolecta, sus tendencias y los datos demográficos que logra obtener de sus usuarios.
Meta, según expertos en privacidad de datos y tecnología, recolecta alrededor de 52,000 datapoints de un usuario. Es decir, sabe detalles de ubicación, género, edad, intereses comerciales, amistades, productos y servicios adquiridos y más. Todo gracias a que para ingresar a sus plataformas tiene controles estrictos para validar la identidad del usuario. Twitter no.
Twitter es un paraíso de usuarios anónimos y bots. Cualquier persona puede sacar cuenta sin mucho trámite y sin necesidad de proveer algún dato que valide que en efecto, se trata de una persona. De ahí que la red social no tiene la capacidad para comercializar esta información como lo hace Meta.
Ese es un gran impedimento para sacar dinero de Twitter. Y el señor Elon Musk lo tiene claro.
En un tuit de Musk del 3 de mayo, el también director ejecutivo de Tesla comentó que su nueva red social siempre será gratis para los usuarios casuales, pero que tal vez tenga costo para gobiernos y empresas.
Creo que la solución al tema del dinero va al revés. Los usuarios deberíamos pagar por nuestros tuits y las empresas privadas deberían tener más facilidad para integrar a Twitter en sus estrategias comerciales.
Abuso de tuits y ruido social
El hecho de que Twitter esté poblado por bots y anónimos ocasiona un exceso de información basura y ruido en sus contenidos. Es una red que puede tener valor si se concentra en posibilitar a cualquier usuario a ser parte de una conversación.
Pero bajo la capucha del anonimato el contenido que encontramos en su mayoría es vacío, ofensivo y que no aporta a las ideas expuestas.
Tuitear desde las sombras es sencillo porque sabemos que no pasa nada. No hay forma en que alguien nos obligue a asumir la responsabilidad de lo escrito. Puedo ofender a alguien, decirle el peor insulto del mundo y probablemente me conteste. Pero no pasará a mayores. Aviento la piedra y escondo la mano.
¿Qué pasaría si Elon decidiera cobrar un pesito por tuit? Inmediatamente muchas personas pensarían dos veces antes de escribir sobre lo que desayunaron o hacer un hilo de 20 mensajes sobre por qué Henry Cavill debe seguir siendo Superman. Los tuits tendrían un valor monetario.
Cada tuit tendría que ser valorado por el usuario y pensar “¿vale la pena pagar por esta idea que expondré al mundo?”.
Y sobre las empresas, los que hemos trabajado en ellas en las áreas de marketing o relaciones públicas sabemos que Twitter no aporta mucho cuando se trata de promocionar un producto. Nos puede dar algunos likes, pero siempre la conversación la gana el trending del día. Nadie quiere entrar a las redes sociales a ver anuncios.
Además, el ya mencionado problema de los bots y anónimos cierra el camino a anunciarse en Twitter. Las marcas no saben a quién le hablan.
Entonces, para facilitar que los negocios vean a Twitter como una opción para difundir sus marcas, Elon Musk debería abrir el acceso y bajar los costos de un anuncio. En conjunto con el aumento de calidad en los contenidos y una posible verificación de identidad para los usuarios crearía un ambiente más propicio para que la red social sea un elemento clave de una estrategia comercial.
Por cierto, aprovechando el tema. Estoy casi seguro que cuando Elon Musk promete libertad de expresión en la plataforma, tiene un concepto muy distinto de lo que personas como tú o como yo tenemos de eso. Pero luego lo platicamos.
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