No, usted no se llama Ricardo Salinas Pliego, ni es uno de los empresarios más ricos de México, ni es dueño de un grupo empresarial que incluye un banco, un equipo de futbol, una televisora y cosa de diez empresas más, pero sobre todo usted no tiene ni el dinero ni la influencia para mantener un litigio y un pleito personal con el Servicio de Administración Tributaria (SAT), ampararse (y ganar en tiempo récord el juicio) contra una investigación de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) en su contra, al mismo tiempo que usted es miembro del Consejo Asesor Empresarial del presidente López Obrador ni mucho menos mentarle la madre a los funcionarios públicos un día si y otro también en Twitter.

Seamos honestos, no creo que cualquier mortal esté en posibilidad para sostener un pleito con el SAT por diversos créditos que han llegado a rondar los 40,000 millones de pesos como lo ha logrado Salinas Pliego y no creo que cualquiera tenga el margen de maniobra de “Don Ricardo” quien tras perder un litigio de nueve años y tener que pagarle al SAT un total de 2, 772 millones de pesos, esté en posición de atreverse a burlarse de la exjefa del SAT y ahora Secretaria de Economía, Raquel Buenrostro mediante un tweet: 

No creo que el ciudadano de a pie sea capaz de hacer esto a sabiendas de que trae aparejados otros litigios por aproximadamente 31,000 millones de pesos. Para poder mandar al diablo a las instituciones de esa forma se requiere traer la cartera forrada de dinero para contratar al mejor equipo de abogados y contadores que el mercado pueda ofrecer.

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Justicia para los poderosos 

Algo muy parecido a uno de los primeros aprendizajes que la vida profesional me ofreció cuando comencé mi carrera: a la cárcel solo caen los que no tienen dinero o los que caen de la gracia de los poderosos.   

Si usted no tiene el poder de Ricardo Salinas para enfrentar al SAT y no perder el sueño le tengo malas noticias, todo indica que los medianos y pequeños contribuyentes corren el riesgo de comenzar a recibir mensajes en nuestros buzones tributarios que no van a ser de nuestro agrado. 

El presidente López Obrador está urgido de recursos para las campañas políticas que ya están a la vuelta de la esquina pero también para mantener el ritmo de su política pública más consistente (después de la de no tocar a los Cárteles que hoy sabemos, operan en el 70% del territorio): el quemar dinero en sus programas sociales y en sus elefantes blancos de la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto Felipe Ángeles y ese dinero tiene que salir de algún lado.

La famosa rueda de prensa de julio de 2022 a cargo de la todavía Jefa del SAT en la que se nos presumió que durante los tres años de esta administración la recaudación de grandes contribuyentes creció un 86% contra los números de la presidencia de Enrique Peña Nieto (el sexenio de las factureras) quedará circunscrita a la historia; sin embargo será de lo más complicado el repetir esos números por muchas razones, y una de ellas es que el fear factor ya no está necesariamente sobre la mesa, gracias a Don Ricardo.

 

Don Ricardo, ¿el intocable?

Aunque el presidente ya nos informó que el SAT ha identificado entre 20 y 30 grandes contribuyentes que tienen adeudos fiscales por un monto aproximado de 100,000 millones de pesos, más de uno de sus directivos (y me consta) ha estado preguntando abiertamente el porqué no pueden hacer lo mismo que Grupo Salinas, es decir, confrontar al SAT en tribunales. Bastaría contratar a un buen equipo de abogados y tener garantizado el pago del impuesto para recuperarlo después de ganar el litigio y  hasta con intereses.

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Al presidente le urge generar ingresos tributarios porque el Cash Burn Rate de los fondos estatales ha de estar por debajo del nivel óptimo y esto condiciona en gran medida, la supervivencia de su proyecto transexenal, por ello mi apuesta es que el SAT fortalecerá su programa de fiscalización profunda contra los contribuyentes, que aunque plebeyos, también les podemos generar ingresos para lo que creo que será un cierre caótico de este sexenio. 

Si usted es dueño de una empresa y no se llama Ricardo Salinas Pliego, no se confíe y mejor busque a un buen equipo de abogados, tal vez ese sea el mejor Business Continuty Plan para el 2023 en México.

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