Para muchos de sus defensores más fieles, las criptomonedas son una especie de secta que cree en el poder redentor de la Santísima Trinidad representada por el Blockchain, el Bitcoin y las Finanzas Descentralizadas. 

Desde su cosmovisión, la humanidad está condenada a un apocalipsis monetario en el que el dinero tal y como lo conocemos ya no tendrá valor, víctima de la codicia de las grandes élites financieras y de la usura a la que lo someten por igual banqueros y gobiernos.

En esta narrativa, el dinero sería una idea ficticia controlada por los Grandes Poderes, que la utilizan para financiar su lujoso estilo de vida a costa del salario y los ahorros de la clase trabajadora. Una esclavitud indirecta de la que solo se salvarán aquellos que crean, lo abandonen todo y adopten al Bitcoin como un estilo de vida.

Una alternativa adicional

Las criptomonedas, bien usadas, representan una alternativa al sistema financiero tradicional y regulado, mediante aplicaciones prácticas que tienen el potencial de avanzar el conocimiento y mejorar la vida de la gente.

Ahí está, por ejemplo, el proyecto Golem (GLM), que paga una criptomoneda a cambio de dejar la computadora encendida y ejecutando un programa que la conecta con una red de ordenadores iguales para crear una sola super-computadora global, suficientemente poderosa como para analizar los miles de millones de datos asociados a fenómenos tan complejos como el movimiento de las galaxias o la infinita pequeñez de los átomos. 

También Cardano (ADA), que junto con Ripple (XRP) permite que millones de trabajadores migrantes puedan enviar remesas de forma segura, prácticamente gratuita e inmediata, desde cualquier celular y sin engordarle la cartera a Ricardo Salinas Pliego, dueño de Elektra, ni a su equivalente gringo, la Western Union.

O Tether (USDT) y USD Coin (USDC), que permiten a miles de venezolanos y argentinos ahorrar directamente en dólares estadounidenses y de esa manera protegerse, aunque sea un poco, de la inflación provocada por gobiernos que ya arrasaron hasta con su propia moneda, y que solo están viendo la manera de seguir esquilmando el trabajo y los ahorros de sus ciudadanos.

Millonario, con ¿criptomonedas?

Pero en ningún lugar de las Sagradas Escrituras dice que te vas a hacer millonario “invirtiendo” en Bitcoin (BTC). Ni que el poseer criptos te asegura un rendimiento del 90% anual. 

Lo que sí dicen es que el anonimato es uno de los pilares en los que se sustenta el poder revolucionario de las criptomonedas. Y de ahí se agarran empresas como Smart FX Capital, falsos profetas que buscan robarle sus ahorros a un montón de gente, cuyo único pecado fue tener ganas de progresar.

Porque la compañía promete ganancias de 90% anual en sus eventos presenciales y de más de 35% anual en los distintos programas de “inversión” disponibles en su página de internet, todo gracias, como no, a la magia del Blockchain y del Crowdfunding inmobiliario.

Sus reuniones de reclutamiento son una especie de celebraciones en las que un vendedor con cierto aire de predicador evangélico pregona, exaltado, un refrito de la llamada Teología de la Prosperidad.

Esa en la que “el pobre es pobre porque quiere”, y en la que “si le echas muchas ganas”, cambias tu mentalidad y sobre todo le pagas un buen dinero al pastor, tú también puedes ser millonario en poco tiempo. 

Así son las finanzas del Bitcoin

Y como el mundo de las criptomonedas es extraordinariamente complejo, incluso más que el ya de por sí enredado mundo de las acciones y los bonos, hay mucha gente de buena fe que se lo cree.

De esta manera terminan convenciéndolos de que depositen su dinero (real) en una billetera digital de Bitcoin, la cual, por su naturaleza criptográfica, no está registrada en ningún banco, no se sabe a ciencia cierta quién es el titular y puede ser vaciada en un segundo sin dejar apenas rastro. 

Todo se hace por correo electrónico y cuando se les pide un contrato por escrito se niegan porque “así son las finanzas del Bitcoin”, y no vaya a ser que cuando la víctima caiga en cuenta de que la defraudaron, tenga al menos esa mínima prueba para meterles una demanda. 

Por si las dudas, también subrayan durante sus presentaciones que NO están regulados por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.

Porque si hasta eso pusieran…entonces sí ya sería una herejía.