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*Alejandra Macías Sánchez

La inversión en la primera infancia es una de las estrategias más poderosas para reducir las desigualdades y garantizar un futuro mejor para todos los niños y niñas, especialmente, para aquellos en situaciones de vulnerabilidad.

También, la inversión en esta población tiene un efecto directo en la igualdad entre hombres y mujeres, pues el cuidado de los niños entre 0 y 6 años recae principalmente en las mujeres, impidiendo hacer uso de su tiempo para trabajar o estudiar.

¿Es la inversión en primera infancia una prioridad de la política pública social y de desarrollo? ¿Qué lugar ocupa en el presupuesto? ¿Cómo se compara con otro tipo de gastos?

Durante los primeros años de vida, el cerebro se desarrolla y establece conexiones neuronales fundamentales. Por lo tanto, invertir en los primeros años de vida no solo mejora las condiciones actuales de las niñas y niños, sino que también tiene un impacto positivo en su futuro. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), esta inversión puede generar una tasa de rentabilidad de hasta el 13.7%.

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Las intervenciones tempranas, que incluyen servicios de cuidado infantil y programas de transferencias monetarias directas, mejoran la salud, el crecimiento y el desarrollo de los menores. La evidencia sugiere que reducir la desigualdad de oportunidades a través de la primera infancia puede ser más efectivo que tratar de compensarla en etapas posteriores de la vida.

Sin embargo, en México la distribución del gasto público destinado a la primera infancia es desigual y no se alinea adecuadamente con las necesidades de las niñas y niños en diferentes estados del país como lo ha señalado el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).

Inversión en la primera infancia de México

Mientras que algunas entidades federativas ejercieron recursos significativos por niño, otras destinaron cantidades mínimas: en 2021, la Ciudad de México lideraba con un gasto per cápita de 4,330 pesos, seguida de Chihuahua y Colima con más de 2,500 pesos. En contraste, entidades como Hidalgo y Chiapas destinaron menos de 300 pesos per cápita para la primera infancia, creando una brecha de 4,000 pesos per cápita entre las regiones con mayor y menor inversión.

Esta disparidad contribuye a profundizar las brechas de pobreza, desigualdad y oportunidades entre regiones, sobre todo de las mujeres.

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Es importante destacar que el gasto en la primera infancia en México es significativamente menor que el destinado a otros sectores, como las pensiones y el costo de la deuda, que para 2024 representarían el 22% y el 14% del gasto total, respectivamente, mientras que para primera infancia es menos del 0.25%. Esto plantea la necesidad de reevaluar las prioridades presupuestarias y aumentar la inversión en la siguiente generación.

En 2021, el gasto exclusivo para la primera infancia en México fue de 18,987 millones de pesos; para 2024 este gasto aumentaría a 22,232 millones de pesos, un incremento de 17%, que sigue siendo insuficiente para paliar el rezago en el desarrollo temprano impulsado por el retraso en habilidades de alfabetización, ya que la falta de inversión en programas de desarrollo infantil temprano está afectando la cobertura educativa y la calidad de la educación en la primera infancia.

Para cerrar esta brecha y garantizar un desarrollo de calidad para todas las niñas y niños, es necesario duplicar la inversión en desarrollo infantil temprano. Esto no sólo beneficiará a los menores, sino que también tendría un impacto positivo en la igualdad de género, ya que permitiría que las mujeres participaran más plenamente en la fuerza laboral.

Para resaltar la importancia del tema y en el marco de la discusión del paquete económico 2024, del 2 al 6 de octubre tendrá lugar la 4ta Semana Nacional de Inversión en Primera Infancia, co-convocada por organizaciones de la sociedad civil y organismos internacionales.

El objetivo es reiterar la importancia de la inversión pública en este grupo etario y difundir entre las y los legisladores de la Cámara de Diputados las evidencias sobre la asignación y ejercicio del presupuesto público orientado a la atención de las niñas y niños menores de 6 años para incidir en el proceso presupuestal 2024.

Invertir en la primera infancia es una inversión social esencial que puede tener un impacto transformador en la sociedad. Reducir las desigualdades desde el principio de la vida es crucial para construir un futuro más equitativo y próspero para todas las niñas y niños.

El Estado debe reconocer esta necesidad urgente y aumentar su compromiso con la primera infancia y con la igualdad de género a través de una distribución más equitativa y una mayor inversión en un sistema de cuidados y en programas de desarrollo infantil temprano.

La invitación para la 4ta Semana Nacional de Inversión en Primera Infancia está abierta a la academia, sociedad civil, tomadores de decisión y cualquier organización interesada en la discusión del presupuesto dirigido para atender las necesidades de los menores. Todos los detalles del evento pueden consultarse en pactoprimerainfancia.org.mx/4SNIPI/

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*Es economista por la UDLAP y doctora en Políticas Públicas por la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del ITESM. Ha trabajado en el gobierno federal y en organismos internacionales. Tiene experiencia en temas de evaluación, finanzas públicas, seguridad social y desarrollo social, sobre los cuales ha publicado. Actualmente es directora ejecutiva en el CIEP y se especializa en cambio demográfico y finanzas públicas. Le interesa mejorar las finanzas públicas con base en evidencia y perspectiva de género.

El CIEP es un centro de investigación de la sociedad civil sin fines de lucro ni agenda partidista; provee información y análisis relevantes y técnicamente sólidos para mejorar y democratizar la toma de decisiones en economía y finanzas públicas.