Nota del editor: Este texto es responsabilidad del autor.

Sunny Arely Villa Juárez*

Nacer, crecer, ¿reproducirse?, morir. Todos los seres vivos en el planeta estamos destinados a transitar en este ciclo de vida. Pero, ¿reconocemos y aplicamos este conocimiento en las decisiones que tomamos individualmente? ¿Las políticas públicas en México incorporan la importancia de reconocer, valorar y respetar cada una de estas etapas del ciclo de vida?

Para asegurar la vida en el planeta, es necesario poner precisamente a ésta en el centro de las decisiones que como individuos y sociedad tomamos todos los días. Es imperativo que pongamos la vida en el centro de los sistemas económico y político y que adoptemos un enfoque que promueva la sostenibilidad y el bienestar de las personas.

Pensemos en políticas públicas que partan de la demografía mexicana y promuevan el desarrollo regenerativo. Requerimos incorporar de mejor manera la economía circular y la economía del cuidado en el sistema; unas finanzas públicas regenerativas pueden contribuir a esta necesaria transformación.

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¿Qué se puede hacer?

El desarrollo regenerativo nos invita a repensar y reorientar nuestras acciones hacia un modelo que promueva la regeneración de los ecosistemas y la sostenibilidad a largo plazo. En lugar de un crecimiento indiscriminado y extractivo, debemos adoptar políticas públicas y prácticas privadas que respeten los límites del planeta y de la vida misma.

Esto implica invertir en proyectos que fomenten la regeneración ambiental y reduzcan la contaminación, así como promover la utilización de energías renovables.

Además, debemos respetar y valorar el ciclo de la vida de todos los seres en el planeta. La toma de decisiones desde el pensamiento regenerativo podría mejorar la calidad de vida de las personas y de las futuras generaciones.

La economía circular también juega un papel fundamental en la transformación hacia un sistema económico centrado en la vida. Debemos abandonar el paradigma del “usar y desechar” y adoptar una mentalidad de reducir, reutilizar y reciclar.

Al promover la economía circular, no sólo reducimos el impacto ambiental negativo de nuestras actividades económicas, sino que también generamos oportunidades para la innovación, el empleo verde y el desarrollo de tecnologías sostenibles. Esta transición hacia una economía circular implica repensar los modelos de producción y consumo, promoviendo la durabilidad de los productos y minimizando los residuos.

Los retos en México

Para considerar la vida en el sistema económico, es esencial tener en cuenta la demografía de México. Nuestro país enfrenta desafíos demográficos significativos, como un crecimiento poblacional constante y un envejecimiento de la población. Esto requiere políticas económicas que aborden las necesidades cambiantes de la población, como la inversión en educación, salud y vivienda, así como la promoción de la inclusión económica y social de todos los grupos demográficos.

La economía del cuidado es un aspecto crítico que debemos considerar. El trabajo de cuidado, tanto remunerado como no remunerado, es esencial para el bienestar humano, el funcionamiento de la sociedad y la actividad económica como la conocemos hasta ahora. Sin embargo, a menudo se subvalora e invisibiliza.

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Es momento de reconocer, revalorar, redistribuir y remunerar adecuadamente el trabajo de cuidado. Son necesarias políticas públicas, privadas y sociales que faciliten la conciliación entre el trabajo en el mercado laboral formal y el cuidado.

Para realmente poner la vida al centro de nuestro sistema económico necesitamos más y mejores servicios de cuidado de calidad para todas las personas. La economía del cuidado puede ser un motor de crecimiento y generación de empleo si se invierte en su desarrollo y profesionalización.

Debemos avanzar hacia finanzas públicas regenerativas. Necesitamos repensar nuestro sistema fiscal y destinar recursos a proyectos y políticas que promuevan la regeneración económica y ambiental, donde se respete y se promueva el ciclo de vida de las personas.

Esto implica implementar impuestos progresivos sobre la riqueza y gravar las actividades perjudiciales para el medio ambiente. Además, los ingresos generados pueden utilizarse para fortalecer la protección social, promover sistemas de cuidado, la educación, la salud, así como financiar otras iniciativas de desarrollo regenerativo y sostenible.

Es momento de poner la vida al centro de nuestras políticas públicas y de las decisiones privadas. Reconocer, respetar y promover el ciclo de vida dentro del sistema económico actual, adoptando un enfoque regenerativo, promoviendo la economía circular y valorando el trabajo de cuidado.

Además, es fundamental tener en cuenta la demografía mexicana y avanzar hacia finanzas públicas regenerativas. Sólo así lograremos construir un futuro más equitativo, sostenible y centrado en el bienestar de las personas y el planeta. La vida está en juego, y depende de nosotros tomar las decisiones correctas.

* Es profesora del Departamento de Economía del Tec de Monterrey y socia fundadora del CIEP. Se especializa en estudios del presupuesto y gasto público, economía de los cuidados, género y el desarrollo sostenible. Es doctora en Políticas Públicas, maestra en Administración Pública y Políticas Públicas y licenciada en Economía. Trabaja por una sociedad mejor informada y más participativa de los temas fiscales con perspectiva de género y la equidad intergeneracional.

El CIEP es un centro de investigación de la sociedad civil sin fines de lucro ni agenda partidista; provee información y análisis relevantes y técnicamente sólidos para mejorar y democratizar la toma de decisiones en economía y finanzas públicas.

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