La vida pocas veces resulta como uno la planea, es por eso que existen los seguros. Y si a la incertidumbre propia de la existencia se le suma la acelerada degradación de los sistemas públicos de salud, educación y pensiones en el país, resulta conveniente y hasta necesario contar con un par de pólizas. 

Ya sea con un Seguro de Gastos Médicos Mayores, con un educativo o, como en este caso, con uno de retiro, existen múltiples productos cuyas condiciones son claramente favorables para las aseguradoras y no para los asegurados, y esos “detalles” pocas veces se le explican al contratante al momento de firmar. 

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Esta omisión responde muchas veces a que el mismo promotor no entiende totalmente lo que promociona, pero las más, obedece a que su trabajo consiste en venderle al cliente un seguro, no en estar explicando. 

¿Buenos rendimientos?

// Pro // El riesgo es muy bajo: Cuando se adquiere un seguro de este tipo, lo que en realidad se compra es una participación en un fondo de inversión que invierte alrededor del 90% en bonos de deuda y si acaso un 10% en acciones. Esta fórmula es un mecanismo comprobado para obtener retornos con poco riesgo, y más aún si se deja que el capital acumule interés compuesto por un periodo mínimo de 20 años. 

* Contra* El retorno también es muy bajo: Prácticamente todos los Seguros de Retiro se promocionan al cliente final con la misma idea central. “Ahorra 100,000 pesos al año (u 8,350 pesos al mes) y obtén 4 millones 200,000 pesos cuando te retires”. 

Si bien la oferta es técnicamente correcta, una vez que se hacen las sumas y restas correspondientes esos pomposos 4.2 millones equivalen a un rendimiento neto de 3.06% anual, como en el caso del Portafolio Estratégico Premium comercializado por la administradora Skandia.

Este pésimo desempeño casi siempre trata de ocultarse bajo la promesa de un rendimiento “de 10% anual en promedio” por parte del promotor, pero la enorme mayoría de las veces se trata de una mentira descarada o de una cifra que mañosamente no toma en cuenta los gastos administrativos, las comisiones y las retenciones.

Ahorro de largo plazo 

//Pro// Obligan a ahorrar a largo plazo: El utilizar el dinero que se tiene disponible es un hábito profundamente arraigado en la naturaleza humana, por eso “si no guardo el dinero aparte, me lo gasto”. Bajo esta óptica, contratar una póliza de retiro puede ser un mecanismo para “apartar” un ahorro forzoso que de otra manera se iría en satisfacciones más inmediatas.

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*Contra* Las aseguradoras castigan la liquidez a extremos que rayan en lo ilegal: Este es el caso de OptiMaxx Plus, de la aseguradora alemana Allianz, un producto en el que abundan casos de ahorradores que, por una emergencia o simplemente porque no veían los resultados prometidos, decidieron retirar la inversión que mantenían. 

Personas que ahorraron durante 5 o 10 años sin fallar un solo mes y que, cuando necesitaron su dinero antes de lo pactado, tuvieron que pagar una penalización del 60%. 

¿El 60% de los intereses generados? ¡No, 60% del total de su inversión!, y hay ejemplos de clientes a los que no les devolvieron un centavo porque el costo de las penalizaciones resultó mayor que lo que tenían ahorrado.

Si bien la cláusula que regula este tipo de cobros está incluida en el voluminoso contrato que los afectados firmaron al contratar el seguro, una penalización así de desproporcionada no deja de ser un despojo e incluso existen grupos de Facebook, como el de “Allianz Fraude México”, que buscan organizar a los afectados para una negociación colectiva. 

Deducibilidad, con poca existencia en México

//Pro// Algunos seguros son deducibles de impuestos: En México existen pocos incentivos fiscales para el contribuyente cumplido, y las aportaciones a seguros privados de retiro son directamente deducibles en algunos casos. De esta forma cada peso ahorrado rinde el doble, porque paga el retiro para dentro de 20 años, pero también una parte de la declaración del próximo año. 

En conclusión, un seguro de retiro puede ser una buena opción, pero como cualquier otra inversión requiere no solamente leer con detenimiento la letra chiquita de todo lo que se firma, sino también asesorarse con algún experto que, de preferencia, NO reciba una comisión por cada seguro colocado.