Los recientes cortes de energía en distintas regiones de México, provocados por la tormenta invernal en Texas, resaltan una vez más los problemas con la normatividad de almacenamiento en México, tanto eléctrico como de hidrocarburos y gas natural.

Cambios a estos marcos regulatorios para incentivar la entrada de infraestructura privada permitirían fortalecer la red sin demasiada inversión pública.

“Tenemos tan poco almacenamiento que incluso triplicarlo no es suficiente. Había un plan de la administración pasada de tener por lo menos 15 días de gas natural almacenado, que no se tomó. También hubo una política de almacenamiento de 15 días de gas L.P. que tampoco se mantuvo”, explicó Adrián Calcaneo, director de Midstream y Líquidos de IHS Markit.

Señaló que se trata de uno de los grandes pendientes en toda la región de Latinoamérica, y destacó que la meta mexicana debería ser tener almacenado un volumen similar al consumo de 30 días, aunque los 15 días propuestos por la administración pasada serían “un buen paso para situaciones corto-plazistas como esta tormenta”.

“Cualquier privado tiene la facultad y la oportunidad de generar el almacenamiento de gas natural o petrolífero que se requiera. Son inversiones grandes, y no resulta atractivo con la normativa actual: no existen las condiciones de seguridad. Además, es mucho más rentable para una empresa hacer líneas que un almacenamiento de gas natural, por ejemplo”, dijo Santiago Arroyo, abogado experto en el sector.

El sistema eléctrico mexicano actualmente está “sostenido con alfileres” pues sus pilares tienen puntos claros donde se pueden presentar fallas catastróficas, a diferencia del mercado de gas L.P., que es el más diversificado del país y el que tiene la mayor presencia de empresas privadas.

El hecho de que haya más cadenas de suministro hace que sea mucho más estable

Adrián Calcaneo

El experto consideró que el plan de incentivar la entrada de privados fue desechado por la visión de la actual administración de que Pemex y CFE deben ser quienes tengan control absoluto sobre el mercado, lo que habría provocado que ambas empresas “hayan mordido más de lo que pueden masticar”.

“Hay menos participantes, y si Pemex va a ser tu único cliente y ya lo viste cancelar contratos con Braskem-Idesa, es muy complicado que te animes a entrar”, dijo Calcaneo.

El almacenamiento de hidrocarburos está en un limbo desde la entrada en vigor de la normativa de almacenamiento mínimo de petrolíferos. La infraestructura nacional, que ha sido criticada como insuficiente, tenía un gran volumen de combustóleo antes de la tormenta, lo que habría ayudado a que las centrales de CFE siguieran operando.

Este excedente de combustóleo no es despachado en circunstancias normales, por lo que su almacenamiento quita espacio a diesel y gasolina, lo que podría resultar contraproducente en caso de que fueran estos los hidrocarburos que presentaran problemas en su distribución.

El almacenamiento de energía eléctrica es un pendiente que participantes en el sector de la generación renovable han pedido sea solucionado. Los expertos señalan que el almacenamiento podría incluso ser una solución frente a la “intermitencia de la energía” que ha sido criticada por el gobierno.

“La primera desventaja es la tecnología para almacenar energía. Las celdas de hidrógeno son muy caras y las pilas de ion litio ocupan demasiado espacio para la capacidad que las plantas generadoras necesitarían almacenar”, dijo Arroyo.

Finalmente, Calcaneo resaltó que el almacenamiento no es un tema atractivo desde un punto de vista político, y que esta podría ser una de las razones por las que el actual gobierno no se ha decidido a apoyar cambios normativos como lo ha hecho con otros temas del sector.