Esta semana, cuando las principales instituciones crediticias de Estados Unidos, incluidas JPMorgan Chase, Citigroup, Bank of America, Goldman Sachs y Wells Fargo presenten sus resultados del primer trimestre de 2020, los inversionistas probablemente contemplarán un panorama muy triste. Es probable que las instituciones financieras mundiales hayan sufrido un duro golpe a raíz del brote de coronavirus.
Apenas hay segmento del negocio bancario que no haya sufrido a raíz de las cuarentenas globales establecidas para prevenir la propagación de la enfermedad. Además, durante el primer trimestre, los tipos de interés han caído casi a cero pues la Fed ha desatado un estímulo monetario sin precedentes, con el fin de impulsar el crecimiento. Al mismo tiempo, los consumidores han recortado drásticamente el gasto, el principal motor de crecimiento económico estadounidense en la última década.
Todo apunta a que los prestamistas se van a enfrentar a un diluvio de morosidad por parte de las empresas pertenecientes a los sectores bloqueados por el virus (hotelería, turismo, restaurantes, por nombrar sólo algunos) que ahora luchan por su supervivencia. Esta triste situación, con una recesión a la vuelta de la esquina, hace que las grandes acciones bancarias de gran capitalización de Estados Unidos ofrezcan una actuación peor que la del sector en general.
El índice bancario KBW NASDAQ se ha desplomado 42% en el primer trimestre, su peor comienzo de año.
Los analistas de Goldman Sachs dicen que en 2020 el beneficio por acción de los bancos de gran capitalización podría caer 40% frente a las estimaciones iniciales, 16% en 2021 y 10% en 2022. Añaden que el aumento del margen de intereses tras los fuertes volúmenes de préstamos no bastaría para compensar las pérdidas crediticias y otros obstáculos.
Oleada de consolidación
Otro informe de Oliver Wyman y Morgan Stanley, publicado este fin de semana por Bloomberg, dice que una la pandemia del coronavirus podría desencadenar una “nueva oleada de consolidación” entre los bancos de inversión globales. Continúa diciendo que, de hecho, algunos bancos podrían encontrar su falta de escala y la presión a corto plazo “demasiado agudas” para sobrevivir a la crisis, particularmente en Europa, donde el rendimiento es inferior en comparación con los rivales bancarios globales más grandes y rentables.
El análisis del informe muestra que incluso en una recesión de “repunte rápido”, de menos de seis meses, podría darse una disminución del 100% de los ingresos este año.
En el peor de los casos, el escenario de “profunda recesión global”, de un año o más, los ingresos podrían caer un 277% y podría haber pérdidas significativas para los bancos más débiles. El informe afirma que las pérdidas crediticias podrían aumentar a entre 200,000 y 300,000 millones de dólares, en comparación con los 30,000-50,000 millones de dólares si se produce un repunte rápido.
Grave recesión más estrés financiero
El director ejecutivo de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, ha dicho en su carta anual que la pandemia del coronavirus conducirá a una importante recesión económica, similar a la que vieron los inversores durante la crisis de 2008 que casi provoca un colapso del sistema financiero estadounidense.
“Como mínimo, suponemos que incluirá una grave recesión combinada con algún tipo de estrés financiero similar a la crisis financiera mundial de 2008”, dice Dimon. “Nuestro banco no puede ser inmune a los efectos de este tipo de estrés”.
Dimon, el único de los actuales directores ejecutivos actuales que ya estaba al mando de un importante banco estadounidense durante aquella crisis financiera, ha dicho que los resultados de JPMorgan mostrarán una tendencia “considerablemente a la baja” este año, aunque es “poco probable” que reduzca su dividendo. Tal medida sólo resultaría de la “prudencia extrema”, dice.
JPMorgan dará más detalles sobre el impacto de la situación actual de pandemia cuando publique sus cifras del primer trimestre el martes 14 de abril, antes de la apertura del mercado. Los analistas esperan un beneficio de 2.2 dólares por acción y unas ventas de 29.50 millones de dólares.
Otro prestamista que no perdemos de vista es Citigroup, que publicará sus resultados del primer trimestre antes de la apertura del mercado el miércoles 15 de abril. Junto con las cifras generales, los inversores también conocerán el ratio de eficiencia de Citigroup, o los gastos como un porcentaje de los ingresos. Este indicador se ha mantenido por debajo del 60% los últimos cuatro años, lo que convierte a Citi en el único gran banco mundial capaz de mantener semejante racha ganadora.
Creemos que tanto JPMorgan como Citi están bien preparados para hacer frente a cualquier ralentización profunda, gracias a la constante reducción de costes de la última década y al reequilibrio de sus carteras.
En conclusión, tras la devastación provocada por la pandemia, ciertamente no es el mejor momento para apostarlo todo a las acciones bancarias. Pero invertir en acciones financieras debería ser una apuesta a largo plazo, en lugar de algo centrado en factores que afectan sus previsiones a corto plazo.