La apuesta de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de aumentar su capacidad de generación limpia mediante la repotenciación de instalaciones hidroeléctricas presenta retos importantes en cuestiones de flujo, geografía e inversión necesaria, lo que podría convertirla en una opción menos efectiva que el modelo anterior de energías intermitentes impulsadas por privados.

“La generación hidroeléctrica es más compleja que las otras tecnologías. Pareciera que lo que reflejan (las declaraciones de CFE) es que desconocen temas básicos del despacho hidroeléctrico, y eso es lo realmente preocupante”, dijo Paul Sánchez, director de Ombudsman Energía México.

La generación hidroeléctrica depende del agua, que es administrada por Conagua, la cual decide la capacidad mínima y máxima para que la planta turbine, “y no se consideran sólo las necesidades de CFE, sino elementos externos como la demanda agrícola e industrial de agua”.

Sánchez señaló que CFE no puede decidir gastar una mayor cantidad de agua, ni la época del año o la hora del día en el que mejor le conviene generar. “Es uno de 15 o 20 usuarios que requieren agua en México: no es ‘yo opero cuando yo quiera’”.

Este año, Conagua redujo el flujo de 1,100 a 1,000 metros cúbicos por minuto durante el mes de junio. Más tarde tuvieron que vaciar parte de la capacidad de las presas porque el agua contenida estaba por encima del máximo operativo para la generación por turbinas.

La fluctuación en los niveles pluviales y el accionar de Conagua ha llevado a que en este momento las presas se encuentren muy cerca del mínimo operativo.

René Narváez, experto en el mercado energético, advirtió que las reglas de generación podrían cambiar si se otorga un mayor poder a CFE sobre la decisión del uso de agua.

“Me parece que las restricciones naturales son suficientemente fuertes como para pensar que CFE puede simplemente abrir la llave hasta que se acabe el recurso”, advirtió.

El experto señaló que también existe un tema grave de subinversión en las plantas hidroeléctricas.

“La responsabilidad es únicamente y exclusivamente de CFE, de malas decisiones de operación, que no es un tema nuevo que se haya originado en la reforma”.

Las complicaciones son aún mayores debido a que las presas no trabajan de forma independiente.

“Un cuerpo como Grijalva no tiene una sola presa hidroeléctrica, sino que tiene tres o cuatro arriba, lo que significa que la de arriba tiene que desfogar agua considerando el nivel que tiene la de abajo. Si ambas están llenas se tiene que soltar la de abajo primero. No es como el gas que sólo se prende la máquina; acá se tienen que considerar factores que no controla CFE”, destacó Sánchez.

Quizá el mayor problema para el proyecto hidroeléctrico de CFE es que las presas que pueden turbinar se encuentran en el sur, mientras que la mayor parte de la demanda se presenta en el centro y norte del país.

Esto podría aumentar la carga al sistema de transmisión de la Comisión, una de las razones por las que la empresa señaló que el crecimiento de la generación renovable privada no era viable.

Narváez aún considera que la política podría quedarse en retórica y no tener un impacto tangible si la administración decide no realizar las inversiones necesarias, lo que retrasaría aún más el aumento de generación renovable en comparación con las metas que la administración anterior había establecido.

“Terminaría siendo una cuestión política más que una cuestión de que sea el Presidente quien esté dictando las políticas”, dijo.