El presupuesto para el mantenimiento del Sistema Nacional de Refinación propuesto para 2021 disminuyó 45.9% en términos reales respecto a lo programado para este año. Con esto, la meta de “autosuficiencia de combustibles” defendida por la administración federal dependería solamente de Dos Bocas y no de las actuales refinerías, una alternativa más cara y con menos ventajas que un proyecto de rehabilitación tradicional de la infraestructura ya existente.
“Lo que se le ha invertido al sector de refinación para mejorar las refinerías existentes desde 2018 ha sido de alrededor de 1,000 millones de dólares. Para este año se tiene un presupuesto de 7,000 millones de pesos que no creo que ajuste para mucho más que un mantenimiento muy pequeño”, comentó Carlos López Jones, director de Consultoría en Tendencias Económicas y Financieras. “Una cosa es el discurso y otro los hechos en el presupuesto”.
El experto señaló que esta estrategia no tiene mucho sentido económico, y mencionó la idea del presidente de fortalecer su estado natal de Tabasco y en general al sureste mexicano, como una de las razones que podrían haber llevado a esta decisión. Además, recordó que el titular del ejecutivo estuvo en Cadereyta el pasado 27 de noviembre, donde se rehusó a cerrar la refinería a pesar de las peticiones del gobernador del estado y los pobladores de la región.
“Tenemos que explicarles que necesitamos esa refinería”, dijo en su momento el Presidente. “Lo que tenemos que buscar y comprometernos es a que no contamine, y eso se puede lograr”.
Esta negativa parece confirmar que las instalaciones actuales sí forman parte del plan de autosuficiencia, pero las inversiones no han reflejado esta intención. De acuerdo con analistas, el costo de poner las instalaciones actuales a operar al 60% de su capacidad sería de alrededor de 12,000 millones de dólares, una cantidad cercana a lo que se ha proyectado como el posible costo real de la obra de Dos Bocas.
“Los 8,000 millones de dólares son discurso, no hay refinería de 350,000 barriles diarios en esos precios”, dijo Érick Sánchez Salas, Business Developer de IHS Markit. “Invertirle unos 11,000 millones de dólares a cinco de las seis refinerías las pondría en muy buenas condiciones y también levantaría la capacidad(…) y tendría un impacto más inmediato y eficiente”.
Invertir en la rehabilitación de las instalaciones existentes también permitiría a Pemex buscar socios para su operación, lo que podría hacerlas aún más eficientes, pero esto dependería de que éstas se encontraran en condiciones atractivas para los posibles interesados. Además, las refinerías podrían ser vendidas a través de ofertas atractivas, como ha pasado en Brasil.
Sánchez Salas advirtió que la paridad cambiaria y los cambios en la demanda mundial de combustible hace que sea cada vez más caro rehabilitar una refinería, y que en estos momentos ya es más caro de lo que hubiera sido a principios del sexenio.
El presupuesto asignado este año a la refinación podría recrudecer los problemas de mantenimiento en el sistema, lo que disminuirá la capacidad total y podría incluso traducirse en accidentes.
Para López Jones, incluso salir a comprar una refinería a Estados Unidos, en un esquema similar al de Deer Park, sería un mejor uso de los fondos que el que se está haciendo hasta ahora.
“Si seguimos queriendo refinar crudo pesado, vamos a obtener menos de 300 mililitros por litro, y vamos a ser muy ineficientes con un costo laboral muy alto comparado con los costos de Texas, debido a la edad de las refinerías”, señaló López Jones.