En marzo de 2024, la refinería de Tula, ubicada en Hidalgo, fue la de mayor participación en el total de la producción refinada de Petróleos Mexicanos (Pemex). Su  aportación llama más la atención porque, por primera vez en el sexenio, se alcanzó la meta de más de un millón de barriles refinados diarios.

Y más ante una ola de crecientes críticas y preocupaciones ambientales, ya que se ha señalado que esta refinería ha incrementado sus emisiones contaminantes, exacerbando la contingencia ambiental que afecta actualmente al Valle de México y sumándoselas a la discusión de si el próximo gobierno federal debe cerrar alguna refinería.

De acuerdo con datos de Pemex Transformación Industrial, en el tercer mes del año las seis refinerías del país en total alcanzaron una producción de  1.061 millones de barriles diarios. 

Al revisar la administración de Enrique Peña Nieto, se observa que en abril de cada año, durante el período 2013-2016, la producción diaria superó el millón de barriles. Sin embargo, en el histórico del gobierno de López Obrador, este nivel de producción no se alcanzó hasta marzo de 2024.


Tula contribuyó con 23.2% del total, mientras que Salina Cruz, fue la segunda refinería con una mayor participación en este año, con 22.3 %. Se suma que esta refinería en Oaxaca fue la de mayor crecimiento, al comparar marzo de 2024 contra febrero del mismo, con una variación de 80%, pasando de 131,824 barriles refinados diarios a 237,076.

La refinería de Tula también es la que destaca entre todas las de Pemex como la que operó en marzo con la mayor capacidad, alcanzando un 78.3%. Actualmente, Tula está refinando 246,571 barriles diarios, aunque su capacidad total es de 315,000 barriles diarios. Se sitúa por encima de la refinería de Salina Cruz, la cual es la segunda más cercana en términos de capacidad operativa, funcionando al 71%.

Sin embargo y pese a Tula, todo el sistema nacional de refinación aún no alcanza la capacidad total que  tiene al día, ya que con la inversión correcta puede refinar 1.6 millones de barriles diarios, de acuerdo con el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF).



¿Qué pasa con la contaminación ambiental de Pemex?

No es casualidad que Pemex haya alcanzado los 1.061 millones de barriles diarios en marzo, así lo aseguró Ramsés Pech, experto en temas energéticos.

En entrevista con EL CEO, señaló que esta meta se logró porque la administración federal ha estado reduciendo las exportaciones de crudo a Estados Unidos, que han disminuido entre 100,000 y 150,000 barriles diarios.

La estrategia actual busca aumentar la refinación interna, principalmente en las refinerías de Tula, Salamanca y Salina Cruz, para obtener un mayor volumen de gasolina y “así consolidar el discurso de soberanía energética”, más en vísperas “del cambio de gobierno federal”.

Sin embargo, un aspecto crítico mencionado por Pech es el impacto ambiental de esta operación y en particular, la de la refinería de Tula, que si bien maneja una mezcla de crudos más ligeros y menos sulfurosos, aún contribuye significativamente a las emisiones de dióxido de carbono (CO2).

Pech estimó que la refinería emite aproximadamente 11,025 toneladas de CO2, de las cuales, aproximadamente 30% afectan directamente al Valle de México. Estas emisiones se suman a las preocupaciones sobre la calidad del aire, pero con un efecto a corto plazo y reversible; más aún, en donde el parque vehicular tiene una mayor responsabilidad.

Pero lo más alarmante por parte de Tula, señala el especialista, son las partículas partículas PM2.5 que impactan a “la salud pública a largo plazo y forma casi irreversible”.

¿Qué son las partículas PM2.5?

Según la empresa suiza enfocada en el análisis del aire, IQAir, de  entre todas las partículas de contaminación atmosférica, la contaminación por PM2.5 “supone la mayor amenaza para la salud” y su principal “ingrediente” es el dióxido de azufre.

Estas pueden permanecer suspendidas en el aire durante largos periodos de tiempo y pueden ser absorbidas profundamente en el torrente sanguíneo tras su inhalación.

Son las más peligrosas porque se quedan en los pulmones, los perforan y ahí vienen las consecuencias a largo plazo

indicó el analista.

Que la participación de Tula coincidiera con la contingencia no es casualidad, para Pech es muestra de la falta de infraestructura adecuada para monitorear las emisiones y partículas suspendidas, especialmente entre Hidalgo y la ciudad de México, en donde faltan dispositivos de medición.

Ni siquiera hay mediciones para las emisiones contaminantes que se encuentran a más de 150 metros de altura de la refinería, donde los gases de efecto invernadero como el dióxido de azufre se mantienen y contribuyen a la lluvia ácida.

Hay una necesidad urgente de mejorar los sistemas de medición y control de la calidad del aire para abordar de manera efectiva los desafíos ambientales asociados con la refinación de crudo

comentó.

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