Después de casi 60 años en el mercado, la cadena de restaurantes de mariscos Red Lobster se declaró en quiebra, debido a los altos costos de arrendamientos y mano de obra. Aunado a estas cuestiones, la desastrosa promoción de camarones ilimitados terminaron de hundir la compañía.

Ante ello, la compañía recurrió al Capítulo 11 de protección de bancarrota, enumerando activos y pasivos de entre 1,000 y 10,000 millones de dólares cada uno, según se desprende de la petición de quiebra.

El mes pasado, Red Lobster nombró a Jonathan Tibus, experto en reestructuración, como su director ejecutivo y, posteriormente la cadena cerró 93 ubicaciones de bajo rendimiento. Actualmente opera 551 sitios en Estados Unidos y 27 en Canadá.

Esta reestructuración es el mejor camino a seguir (…) Nos permite abordar varios desafíos financieros y operativos y emerger más fuertes y enfocados en nuestro crecimiento. El apoyo que hemos recibido de nuestros prestamistas y proveedores ayudará a garantizar que podamos completar el proceso de venta de manera rápida

dijo Jonathan Tibius en un comunicado

¿Qué causó la bancarrota de Red Lobster?

El costo de arrendamiento y salarios influenciaron la decisión de Red Lobster de recurrir al Capítulo 11, no obstante, otros factores influyeron en ello. El primero es que la empresa le debe a su mayor distribuidor, Performance Food Group, 24.4 millones de dólares (mdd).

Además, aunque durante la pandemia el negocio pudo mantenerse a flote, el tráfico de la cadena ha caído alrededor de un 30% desde 2019, según la declaración de quiebra. Esto se vio reflejado en los resultados del año fiscal 2023, donde la compañía tuvo una pérdida neta de 76 mdd y parte de esto se debió a su promoción del “camarón sin fin”. 

Durante el año, cambió la oferta de una vez por semana a todos los días para impulsar las ventas. Sin embargo, según un expediente judicial, el objetivo real de la promoción pudo haber sido para impulsar las ventas de Thai Union, que es el único proveedor de crustáceo de la compañía, por parte de su ex director ejecutivo, Paul Kenny, quien recomendó a la empresa deshacerse previamente de dos distribuidores de camarón.

Con información de CNBC

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