El gobierno mexicano dijo que los 600 millones de dólares necesarios para la compra de la refinería Deer Park serán extraídos de Banobras y del Fondo Nacional de Infraestructura. Aunque no se especificaron las cantidades correspondientes a cada uno, la compra representa un golpe para las necesidades de infraestructura del país, y suma a Pemex una instalación cuya utilidad está en duda.

“El costo del capital social de Deer Park es de 400 millones de dólares, y Pemex ya había pagado 200 millones, realmente desembolsará 200 millones más por este concepto. Luego vienen los pasivos por 900 millones de dólares, donde Pemex adquirió 450 millones que al parecer no está interesado en refinanciar”, explicó Carlos López Jones, director de Consultoría en Tendencias Económicas y Financieras.

El experto destacó que sólo los 200 millones de dólares correspondientes a los activos tendrán que ser desembolsados al momento de la aprobación del regulador. Además, dijo que no se tiene claro el desglose de los pasivos, por lo que es difícil predecir el calendario de pagos que estos conllevan. Asimismo, señaló que existen discrepancias entre las cantidades reportadas por Pemex y Shell, por lo que aún no conocemos las cifras definitivas.

“Más allá del tema de la magnitud (de la inversión), en un país como México es obvia la afectación. Deer Park es una mejor opción que Dos Bocas, pero no la está sustituyendo. Entonces se vuelve otra refinería que se une a seis que no están siendo utilizadas al 100%, y no estamos en un punto donde el gobierno tenga que jugar a ser empresario del petróleo, porque ya tuvo ese papel y estamos en otra época”, comentó Mariana Campos, coordinadora del Programa de Gasto Público de México Evalúa.

López Jones señaló que la decisión de utilizar fondos de Banobras es peculiar debido a que se trata de una obra de infraestructura que no se encuentra en territorio nacional. Lamentó que la oposición no cuestione el uso de fondos de infraestructura para este tipo de transacciones.

Campos destacó que la inversión mexicana en infraestructura se cayó desde 2015, y que no se ha podido reponer desde entonces. Por esta razón, es aún más grave que el Fonadin, cuyo objetivo es fondear proyectos de infraestructura ajenos a Pemex, esté siendo utilizado para estos fines.

La inversión destinada a salud, por ejemplo, es de alrededor de 18,000 millones de pesos anuales. Por esta razón, la experta defendió que el monto utilizado en la compra de Deer Park hubiera sido más útil en esta área, o incluso en educación. “Necesitamos un gasto contracíclico en áreas de mayor necesidad”, advirtió.

López Jones dijo que el precio de compra de Deer Park fue justo, pero el gobierno tenía otras opciones más económicas para aumentar la gasolina destinada al mercado nacional mexicano, incluido el cierre de refinerías poco eficientes y el establecimiento de contratos de largo plazo que no hubieran requerido de una inversión inicial.

David Maravilla, lead analyst de Horizon Client Access, destacó que la inversión directa del gobierno federal, reitera que la nueva deuda adquirida por Pemex está respaldada por la administración. Agregó que Deer Park no es la solución a los problemas de México en cuanto a importación de gasolina, incluso si se destina el 100% de su producción al territorio nacional.

Actualmente, México tiene suficiente infraestructura para producir alrededor del 50% de su demanda de gasolina. Deer Park es una refinería que funciona porque toma decisiones de negocios, y una toma de decisiones política pondría en riesgo su rentabilidad, afectando también los dividendos de la inversión federal.

Para Campos, el hecho de que se continúe invirtiendo en una empresa tradicionalmente perdedora envía el mensaje internacional de que “el gobierno toma malas decisiones”, lo que hará que potenciales inversionistas lo piensen dos veces antes de traer dinero a México.