Los dos planes de infraestructura presentados por Presidencia, aunque no son un impulso suficiente para la infraestructura energética, sí son una declaración de intención sobre el papel de la iniciativa privada en el crecimiento nacional. Sin embargo, ésta queda invalidada por acciones como el corte de gas a Braskem-Idesa, que erosionan las relaciones con empresas privadas y pintan al mexicano como un gobierno difícil, lo que tiene efectos en la capacidad para atraer inversiones.

“Hay un desdén a los proyectos que no están controlados por el gobierno, por Pemex o por CFE”, consideró Adrián Calcaneo, director de Midstream y líquidos de IHS Markit.

Si está en manos privadas y no se puede presumir políticamente es como si no existiera. Esto le resta importancia a proyectos como el de Braskem-Idesa que también ayudan a la soberanía energética y generan empleos.

Con las condiciones actuales, un proyecto tan importante como este no se hubiera podido aterrizar, no sólo por la situación nacional del etano, sino también porque la actual administración ha demostrado cierta soberbia al evaluar su habilidad para atraer inversión privada.

“Una de las cosas que nos ha costado trabajo es aprender que las empresas no se están peleando por venir a invertir aquí. Hay una oportunidad, pero esta se mide y se compara con las oportunidades en otras partes del mundo”, señaló Calcaneo.

“La ronda cero ya fue un fracaso, y hay que entender que se compite con el resto del mundo y se tienen las de perder”.

Explicó que es irónico que se esté utilizando la planta de Braskem-Idesa como un ejemplo para forzar a las empresas a negociar con el gobierno, pues destacó que se trata de una planta de clase mundial que países como Argentina y Brasil quisieran tener, e incluso Estados Unidos se encuentra construyendo plantas de las mismas características debido a la tendencia mundial de poner más atención a la petroquímica.

La administración está perdiendo tiempo valioso porque, si bien en este momento no hay necesidad apremiante de infraestructura energética específica, cuando exista la necesidad las instalaciones no serán construidas de la noche a la mañana, señaló Paul Sánchez, analista del sector.

“No vamos a ver un sector maduro en un año, ni cambios radicales por decreto. Supongamos que la IP no es necesaria en el corto plazo, pero sí es vital para avanzar en el largo plazo. No estamos entendiendo el mensaje que parece ser que no necesitamos a la IP, pero entonces ¿de dónde vendrán los impuestos y los gastos necesarios? La austeridad no lo es todo, a pesar del mensaje presidencial”, explicó Sánchez.

Sánchez advirtió además que el tiempo perdido será difícil de recuperar, y que la iniciativa privada está en una continua búsqueda de terrenos fértiles para sus inversiones, por lo que México puede caer de su puesto fácilmente.

Calcaneo lamentó que los efectos de la postura presidencial ya estén surtiendo efecto en el número de inversionistas interesados en México.

“Cuando se abrió el mercado yo recibía tres o cuatro llamadas todos los días de inversionistas en Europa y Estados Unidos preguntando por México. Hoy recibo el mismo número de llamadas, pero preguntando por Brasil, Guyana y Argentina”.