La política energética del gobierno ha provocado cambios en la Comisión Nacional de Hidrocarburos y la Comisión Reguladora de Energía, que han tenido cada vez menos independencia y obligaciones debido a la falta de apertura en el sector.
Sin embargo, esta política también ha llevado a que dos centros se encuentren flotando a la intemperie con actividades casi nulas: el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) y el Centro Nacional de Control del Gas Natural (Cenagas).
Ambos reguladores han pasado de tener relativamente buena salud a finales del sexenio pasado, a encontrarse desencanchados con las responsabilidades que todavía les son atribuibles después del giro de timón de la actual administración. La inactividad de ambos puede adjudicarse a varios factores:
La estrategia de la administración de Andrés Manuel López Obrador conlleva cambios de facto en los procesos de la Reforma Energética, lo que ha dado más peso a la Secretaría de Energía del que originalmente se tenía planeado.
“En el PROSENER, prácticamente la primer línea habla de coordinación, pero también de ‘ajuste a la opinión de Sener’”, explicó Paul Sánchez, director de Ombudsman Energía México. “Esto ha hecho muy fácil para Sener poner presión, sobre todo a Cenace”.
Destacó también que las acciones más recientes de Cenace han hecho referencia a oficios redactados por la oficina de la Subsecretaría de Planeación y Transición Energética, lo que demuestra una influencia directa.
“Los tribunales de distrito han establecido puntualmente en los amparos contra los acuerdos de confiabilidad, que Cenace no puede actuar sobre esta política”, señaló Santiago Arroyo, abogado especialista en el sector energético.
“Por eso es que Cenace puede decirle a Sener que hay una orden que le impide dar continuidad a las políticas, y puede quedarse completamente estático para evitar represalias”.
Influencia de las Empresas Productivas del Estado
La CFE ha tomado cada vez más fuerza en la operación diaria del Sistema Eléctrico Nacional, lo que se ha reflejado directamente en el accionar de Cenace. El caso de Cenagas es menos obvio, a pesar de los mencionados rumores de una posible cesión de responsabilidades a la Comisión.
“Obviamente con esto se pierde la independencia y dejan de tener un rol relevante: parece que estos órganos independientes se volvieron órganos supeditados a la Sener y a los imperativos de (CFE y Pemex) y ya no tiene una relación de poder con el sector”, dijo Sánchez.
“Las atribuciones de Cenace son relativamente limitadas y se enfocan en las cargas y capacidades del sistema”, explicó Arroyo. “El problema comienza cuando CFE comienza a presionar para acotar las renovables y beneficiar la generación que tiene la Comisión. Esto es una acción temeraria de parte del Centro, que se extralimita de sus funciones”.
El caso de Cenagas es distinto, dijo el experto, debido a las problemáticas con gasoductos y con el comercio de gas entre CFE y privados, lo que “ata de manos al Centro”.
Parálisis de la Reforma Energética
Sánchez señaló que el bloqueo a la entrada de nuevos participantes al mercado eléctrico provoca que no haya materia en la cual se puedan ocupar ambos centros de control. Algunos miembros del gobierno incluso han hecho referencia a que se podría regresar el control de los ductos a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
“Obviamente no hay mucha materia para seguir avanzando y parece que se va a quedar con lo que tiene y nada más, al menos en esta administración, porque no hay una capacidad de empoderamiento del instituto”, externó.
El caso de Cenace es similar a pesar de que su mercado cuenta con más participantes privados: la falta de subastas y de entrada de nuevos jugadores (impulsada por la propia administración), reduce el campo de acción del centro.
Arroyo señaló además que se ha politizado a reguladores que solían ser puramente técnicos, lo que modifica su relación con la administración pública. “Estas dos autoridades no funcionan de manera oficiosa, sino a petición de parte. Esto lleva a que Cenace y Cenagas se queden quietos a espera de que llegue una petición de parte de alguno de los regulados”.
Aunque el futuro de ambos reguladores es incierto, la paulatina reducción en el accionar de ambos no deja muchas razones para ser optimistas. Los analistas creen que el sistema de regulación mexicano sobrevivirá el sexenio, pero las intenciones frugales de presidencia podrían eliminar a Cenagas y Cenace para dejar que otras entidades absorban sus responsabilidades.
“Con Cenagas es factible. Con Cenace es un poco más complicado porque hay más participantes en el sector, pero con Bartlett ahí no lo podemos descartar”, advirtió Sánchez.