La gente saca cada vez más la carne de su dieta y un tercio de los dueños de mascotas en Estados Unidos han indicado que estarían interesados en alimentar a sus animales con una dieta basada en vegetales, según un estudio elaborado en 2019 por investigadores de la Universidad de Guelph, en Canadá.
Ante este aumento del interés, grandes marcas como Mars Petcare, así como empresas más pequeñas e independientes, están desarrollando alimentos para mascotas libres de carne y altos en proteínas, pero elaborados con verduras, en respuesta a las crecientes preocupaciones sobre el impacto medioambiental de la agricultura.
Gatos y perros son responsables de hasta 30% del impacto ambiental del consumo de carne en Estados Unidos, según un estudio realizado en 2017 por la Universidad de California-Los Ángeles, y si tuvieran su propio país serían quintos a nivel global en consumo de carne.
Veterinarios no están convencidos
Sin embargo, el jurado está dividido sobre si una dieta vegana es la mejor opción para gatos y perros, ya que muchos veterinarios y nutricionistas animales son contrarios a la práctica.
“Consígase un conejo o una cobaya si le preocupa eso”, dijo la presidenta de la Asociación Veterinaria Británica, Daniella Santos, en referencia al cambio climático.
Los gatos, que son carnívoros obligados -lo que significa que necesitan algunos nutrientes que solo tiene la carne- no deberían seguir una dieta basada exclusivamente en plantas, dicen los veterinarios, mientras que los perros, que son omnívoros, podrían dejar de lado la carne, aunque los expertos aconsejan en contra de esta posibilidad.
Pese a todo, cada vez más propietarios de mascotas apuestan por dietas veganas.
Daniela Withaar, una estudiante vegana de 22 años de Denver, Colorado, lleva tres años alimentando a su gata Zola con comida vegana para felinos.
Según afirma, su gata se ha adaptado muy bien a la dieta con base de verduras, aunque ha sufrido dos infecciones urinarias.
“Estuvo incómoda con sus infecciones del tracto urinario durante unos cinco días, pero no tenía un dolor extremo ni sufría demasiado”, dijo Withaar a Thomson Reuters Foundation, agregando que no tiene planes de que Zola vuelva a una dieta cárnica.
Insectos, otra opción
El concepto ha atraído a grandes inversores como Peter Thiel, fundador de PayPal, que invirtió 450,000 dólares el año pasado en Wild Earth, una firma de biotecnología que desarrolla alimentos veganos para mascotas.
Mars Petcare, uno de los mayores fabricantes mundiales de comida para mascotas, también ha invertido en la empresa con sede en Berkeley, California.
Wild Earth usa un hongo japonés llamado koji en sus alimentos. Según asegura, contiene los 10 aminoácidos esenciales que necesitan los perros.
Algunas compañías, como la marca británica Yora, también está promocionando los insectos como una fuente alternativa de proteínas para mascotas, asegurando que el pienso elaborado con larvas reducirá su “huella ecológica global”.
Naciones Unidas ha instado en repetidas ocasiones a una reducción del consumo mundial de carne para disminuir la carga del exceso de uso de la tierra y mejorar la seguridad alimentaria.
Un descenso en la dependencia de la ganadería liberaría varios millones de kilómetros cuadrados de tierra para 2050 y reduciría en varias gigatoneladas anuales de dióxido de carbono equivalente generado por el ganado, señaló la ONU en agosto.
Mientras la sociedad busca cómo ayudar, algunos apuntan a las mascotas amantes de la carne como parte de la solución potencial.
“Si consideramos que la única forma de combatir el cambio climático es mitigar la ganadería, entonces hay que hacerlo”, dijo el profesor Mick Bailey, de la Escuela de Ciencia Veterinaria de la Universidad de Bristol.
No obstante, algunos científicos disputan la teoría de que la contribución de las mascotas al cambio climático es fundamental.
“El impacto medioambiental del consumo de los alimentos tradicionales para perros y gatos no es tan malo como uno pudiera pensar, porque usan subproductos”, dijo el profesor Tilly Collins, del Centro para Política Medioambiental del Imperial College en Londres.
Collins, quien ha analizado el impacto ambiental del consumo de carne por parte de las mascotas, dijo que es habitual encontrar en este alimento partes no deseadas como piel, entrañas, huesos, sistema digestivo y sesos, que habrían sido desechadas igualmente.
Bailey dijo que, al igual que los humanos, perros y gatos necesitan aminoácidos esenciales, nutrientes que deben ser suministrados a través de la dieta.
“Recomiendo exactamente lo mismo que haría con los humanos, que es reducir su dependencia de la carne, pero no totalmente. Todo con moderación”, señaló.
Información de Fundación Thomson Reuters