La Secretaría de Energía (Sener) publicó el sábado pasado, en el Diario Oficial de la Federación, cambios a la regulación de importación y exportación de mercancías que le compete vigilar, entre ellas la gasolina. Estos cambios comprenden un mayor número de requisitos a los que existían previamente y desaparece los permisos a plazo de 20 años, lo que podría resultar contraproducente para Pemex, al consolidar el éxito de sus principales competidores a costa de los pequeños importadores.

“Gobierno, como siempre, hace las cosas con dos intenciones. Aparentemente flexibiliza las cosas, pero esa situación acarrea una serie de consecuencias en materia económica y jurídica”, explicó Santiago Arroyo, abogado experto en el sector. “Hace relativamente más fácil obtener los permisos a un año, pero coarta la entrada de inversiones a largo plazo, que son inversiones importantes e implican creación de empleos por la inversión también en elementos como el almacenamiento, que son necesarios como parte de las estrategias comerciales”.

Arroyo consideró que estos cambios buscan orillar a los comercializadores a acercarse a Pemex, pero esto puede no ocurrir debido a la presencia de otros jugadores con fortaleza financiera y con capacidad de competir e incluso superar a Pemex en su cadena de valor.

“En virtud de la debilidad financiera y de cadena de suministro de Pemex, estos espacios van a ser ocupados por otras grandes empresas como Valero, ExxonMobil o Vitol. Esto va a empoderar a las grandes empresas y las pequeñas y medianas se irán consumiendo poco a poco”, advirtió el abogado.

Actualmente, la mayor fortaleza de Pemex frente a sus competidores es su capacidad de almacenamiento, que se encuentra prácticamente copada, y sus cadenas de suministro. Sin embargo, se trata de una ventaja relativamente efímera debido a la falta de capacidad económica para respaldar sus operaciones y dar seguridad de suministro a sus clientes, algo que otras compañías sí podrían garantizar.

“Energía siempre nos dice que está cuidando el balance energético. Esto no tiene nada que ver con los permisos otorgados, pero para entender eso hay que entender el modelo de competencia, que el actual gobierno se niega a entender”, explicó Rosanety Barrios, analista del sector. “Tenemos una administración que considera que ganar las elecciones les dio la autoridad a oponerse al modelo de competencia que está reconocido en la constitución”.

Para Arroyo, este movimiento motivará a los grandes jugadores a aumentar sus redes de suministro para abarcar áreas del mercado intermedio. Esto provocará un acercamiento aún mayor entre las cadenas de retail y la competencia de Pemex, lo que aumentará aún más la importancia de los precios de compra y los márgenes de ganancia de la venta de hidrocarburos.

La incapacidad de Pemex de garantizar el abasto a sus clientes sería aún más relevante para el mercado si la petrolera estatal pudiera recuperar su hegemonía de distribución, pues esto podría traducirse en nuevos desabastos de combustible.

“¿Cómo puede una empresa quebrada, y con un presupuesto federal limitado, desarrollar tecnología e infraestructura? ¿Y cómo vamos a hacer los mexicanos para poder sacarle a un monopolio un precio competitivo y un servicio de calidad? Todos los diciembres se sufría con el abasto de gasolina, pero sólo con esta administración falló, y ¿cuánto nos costó eso como mexicanos?”, lamentó Barrios.