Pemex se encuentra negociando el control de la producción petrolera del campo de Zama con la empresa estadounidense Talos, pero la ley le otorga una ventaja importante en la posible resolución de las negociaciones, situación que podría generar incertidumbre a inversionistas sobre el estado de derecho en México, consideraron expertos.

A Pemex le interesa Zama porque es estratégico y una reserva importante que está disponible para ser explotada. La justificación es que ellos ya habían empezado procesos de exploración y la parte que se traslapa (con el campo de Talos) hace que pongan en duda el área que se concursó en la licitación

Paul Sánchez, director, Ombudsman Energía México

El proceso de negociación para unificar los yacimientos comenzó el año pasado, pero las pláticas no han llegado a buen puerto. Miriam Grunstein, Investigadora asociada al Centro México de Rice University, explicó que la empresa que tiene mayor interés económico en el campo es normalmente la empresa operadora. El interés se calcula con una compleja fórmula de alocación que toma en cuenta las reservas petroleras en ambos lados del terreno y las dificultades geológicas de su explotación, entre otros elementos.

Pemex y Talos tienen hasta septiembre del próximo año para acordar las condiciones mediante las cuales se realizará la operación. De no haber acuerdo, será la Secretaría de Energía quien tome la decisión final de quién será el operador del campo. Esta red de seguridad para Pemex podría provocar, según analistas, que la empresa mexicana esté dispuesta a ceder muy poco para hacerse del control.

El yacimiento fue descubierto por la empresa estadounidense, que bajo el contrato actual debe otorgar al gobierno mexicano el 70% de las ganancias netas producto de este campo. “No creo que Pemex sea el operador más diligente, porque hubiera podido descubrir las reservas antes y tendría derecho sobre ellas”, dijo Grunstein.

El escenario ideal, explicaron analistas, sería que se hiciera un arbitraje con expertos elegidos por ambas partes para decidir quién es el operador más apto o, en su defecto, que fuera la Comisión Nacional de Hidrocarburos quién decidiera mediante un estudio técnico con criterios transparentes.

Con las condiciones actuales, la mayor motivación de Talos para ceder el control del campo es que si no se llega a un acuerdo podría perderlo de cualquier forma. Esta situación estaría lanzando malas señales a la iniciativa privada, según ejecutivos de petroleras y analistas.

Arturo Carranza, analista del sector, explicó que no se trata de un movimiento sorpresivo, sino de una figura contemplada en el artículo 42 de la ley de hidrocarburos. El acuerdo preliminar corrió a cargo de la administración anterior y se han realizado intercambios de información de exploración entre el bloque ganado por Talos y el bloque adyacente asignado a Pemex. “No es un golpe a la reforma energética porque el proceso está establecido en el marco jurídico y ya existe un acuerdo preliminar sobre una práctica común en el escenario internacional”, expuso.

Nuestro problema con gran parte de la ley es que está mal desde el papel. El Presidente siempre ha actuado conforme a la ley, pero una interpretación muy leonina y muy ventajosa de esta (…) La lección que queda es que no existen los candados suficientes, y eso es algo que le podemos recriminar al gobierno anterior

Paul Sánchez, director, Ombudsman Energía México