El director general de Pemex, Octavio Romero Oropeza, dijo que su empresa ha dedicado hasta el 43% de sus ingenieros a cumplir con las exigencias de los órganos reguladores, cuya ‘sobrerregulación’ no agrega valor a la producción.

Esto, dijo, está muy lejos del promedio mundial, aunque una de las razones para este retraso sería la política energética de la administración.

“Esa es la pataleta normal de un monopolio que no quiere ser regulado. En general, nadie quiere ser regulado, pero si además eres un monopolio es complicado, y la queja de Pemex empezó en 2008, cuando se creó CNH. La empresa nunca aceptó que hubiera un tercero que les dijera cómo hacer las cosas”, destacó Rosanety Barrios, analista del sector.

Barrios admitió que la regulación en México puede ser ligeramente mayor a la de otros países, pero señaló que la comparación del director fue con Noruega y Colombia, que son países con mercados de hidrocarburos bastante más desarrollados.

“Hay un proceso de aprendizaje. Cuando la CNH surge tenía muy pocos dientes, y en realidad sus atribuciones surgen con la reforma. En gran parte la política de esta administración es lo que está obstruyendo la evolución hacia una industria mejor regulada. Pero si queremos un monopolio los reguladores nos estorban”, lamentó Barrios.

Durante su discurso en el aniversario de la Expropiación Petrolera, Romero Oropeza insinuó que los requisitos de los reguladores son un obstáculo para que la empresa consiga una mejor eficiencia operativa, lo que permitiría reducir los costos de producción de crudo por barril. Lo ideal, dijo, es que estos requisitos ocupen sólo el 5% de las horas hombre de la empresa.

“La sobre regulación, producto de la Reforma Energética, ralentiza y entorpece la continuidad de las operaciones de exploración y explotación de campos. Esto, que se ha convertido en un obstáculo, se podría corregir con un cambio de criterio por parte del órgano regulador, no se necesita cambiar la ley”, destacó.

Paul Sánchez, analista del sector, dijo que la declaración es especialmente osada, dado que en tiempos recientes se ha visto que CNH le ha facilitado más los trámites a la compañía petrolera de lo que hace con otros jugadores.

“Precisamente esa es la crítica que siempre se hizo a la Reforma Energética: que le faltaba ser más institucional, tener más controles y maximizar la renta, pero también proteger el medio ambiente. Por supuesto que eso no le gusta a la empresa porque no es una cuestión de agilidad, sino de que no le gusta el control de que le digan qué hacer y cómo hacerlo”, destacó el experto.

Sánchez recordó que la regulación no se crea pensando en facilitar los trámites, sino con la intención de crear una industria responsable, por lo que la meta de Romero Oropeza no tendría que ser la meta del regulador.

“Si me dices que agilicemos los trámites para parecernos a Estados Unidos mañana podríamos tener un incidente como el de BP (en el Golfo de México). Eso no es algo que quiera nadie, y más cuando hablamos de fracking, de entorno y de producción petrolera”, advirtió.