Comensales separados por acrílicos en las mesas, sin música de ambiente, asistentes que hablan apenas lo indispensable entre sí y el riesgo latente de contraer COVID-19, son algunos de los factores que llevan al sector restaurantero de la Ciudad de México a tener una afluencia de 15% en su primera semana de reapertura.

Desde el 1 de julio, cerca de 58,500 establecimientos de preparación de alimentos y bebidas en CDMX reabrieron sus espacios para disfrutar alimentos en el lugar, después de tres meses de operar en su formato para llevar y a través de aplicaciones móviles como UberEats, Rappi o Didi Food.

No obstante, las duras medidas de sanidad impuestas por el gobierno capitalino, encabezado por Claudia Sheinbaum, así como por la propia Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) a través de su programa Mesa Segura, ponen en dificultades a los restauranteros.

Las medidas que estamos tomando son muy estrictas, donde no se pone música o se limita el habla de los comensales. Uno no va a un restaurante solo a comer, también por la experiencia, la sensación y el buen rato

dijo Marco Buendía, presidente de Canirac CDMX.

La afluencia en la primera semana fue lenta, y operaran “al 50% del 30% máximo permitido”, de acuerdo con Buendía. Añadió que la música no está permitida para que no se eleve la voz de los clientes y así no se propague el virus, de estar contagiados.

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“Lo único que podemos hacer es apegarnos a las normas de seguridad, tanto para los consumidores como para los trabajadores. Mientras no baje la curva y los casos de coronavirus, no podemos hacer nada”, comentó Buendía.

México registró un total de 262,750 casos confirmados de COVID-19 y acumuló 31,119 defunciones hasta la tarde del 6 de julio.

Autoridades del gobierno de la capital como representantes de la industria, acordaron elevar al 40% el aforo en restaurantes, donde el 30% estaría dentro de las instalaciones y el 10% en banquetas, así como en estacionamientos.

“Se tiene que tramitar un permiso con un trámite sencillo. Hay una disposición por parte del gobierno de no perjudicar”, dijo el ejecutivo.

Más factores presionan a restauranteros

Además de los lineamientos para la protección de la salud en los establecimientos de venta de comida, existen otros factores que hará difícil la reactivación del sector.

Los restaurantes se enfrentan a un difícil panorama, donde el consumidor está en la disyuntiva de salir o no, además de que la economía de muchas personas resultó afectada en estos meses

dijo Marisol Huerta, analista en Banco Ve por Más.

El consumo privado en México cayó 22.3% anual en abril, tratándose de su mayor desplome desde 1994, año en que el Inegi comenzó a registrar la estadística.

El indicador mensual del consumo privado en el mercado interior mide el comportamiento del gasto realizado en los hogares mexicanos en bienes y servicios, tanto nacionales como importadas y da un panorama más significativo del PIB por el lado de la demanda.

De marzo a mayo de este año se perdieron 1 millón 30,366 empleos registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMMSS), frente a las apenas 342,000 plazas creadas en lo que va del año.

En tanto, los especialistas en economía del sector privado encuestados por Banco de México, estiman una contracción que llegue al 8.8% del PIB nacional para este año.

“El pico de la pirámide socioeconómica se discute entre ir o no ir a un restaurante por salud, el de en medio busca recortar gastos ante el panorama y la base, que fue la más afectada durante estos meses, no puede acceder a estos servicios”, comentó Huerta.