Las empresas ya no encuentran dinero ‘barato’ ni en los bancos ni en la Bolsa Mexicana de Valores.

El 15 de noviembre, el Banco de México encareció el precio del dinero al colocar su tasa de referencia en 8%, dando carpetazo definitivo a la época donde las tasas rondaban el 3% en el 2014 y 2015.

Para Gabriela Siller, directora de análisis económico y financiero de Banco Base, el impacto se reflejará en que las compañías que busquen colocar bonos (deuda) en la Bolsa les será más caro.  Sin embargo, el mayor impacto será para aquellas que tienen créditos revolventes (similares a los de una tarjeta) con alguna institución financiera.

Para quienes emiten bonos, una tasa de referencia más alta obliga a la empresa a ofrecer a los inversionistas un rendimiento mayor. De lo contrario, estos no tienen incentivos para prestarle dinero.

Para las que tiene planeado pedir préstamos, los encontrarán más caros.

Las compañías aprovecharon el primer semestre del año para acudir al mercado, quizá anticipando posibles subidas en el precio del dinero.

En este periodo, las colocaciones de largo plazo alcanzaron 136,003 millones de pesos, 125% más que lo colocado en el mismo lapso del 2017, de acuerdo con cálculos de Banorte Casa de Bolsa.

Las colocaciones subsecuentes hasta octubre de 2018 apenas suman 40,719 millones, 68.1% menos de lo que registraron durante el mismo periodo del año pasado.

En un escenario adverso, un alto costo de financiamiento puede orillar a una empresa a cancelar sus proyectos de inversión, comentó Siller.

Cualquier empresa que pida un crédito (hoy en día) se verá afectado en cualquiera de sus formas. Simplemente si necesitan dinero lo conseguirán más caro y si necesitan dólares, también lo conseguirán más caro y esto se transferirá al consumidor final

Héctor Balboa, subdirector de promoción Gamaa Derivados.

Las opciones

Las instituciones bancarias otorgan mediante un contrato una cantidad de dinero a un cliente, a cambio de un interés.

Este tipo de crédito es en la mayoría de los casos revolvente, es decir, funciona similar a una tarjeta en las que el límite máximo de financiamiento se renueva mientras la empresa pague sus consumos.

Estos créditos son sensibles porque el interés que la empresa paga se mueve con las alzas en las tasas de interés del Banco de México.

Los bonos, por su parte, son títulos que vende la empresa al inversionista para obtener recursos.

Los vende y, al término de un periodo, la empresa se compromete a regresarle su dinero al inversionista, más un rendimiento definido.

Para establecerlo influye la tasa de referencia de Banxico, así como la capacidad de la empresa de poder pagar en el futuro. Normalmente, cuando una empresa tiene una reputación como ‘buen pagador’ ese premio estará mucho más cerca de ese piso.

En el caso de varias empresas, la tasa que deben pagar por sus bonos es menor a la tasa de interés que cobra un banco por un crédito revolvente, ya que las tasas de créditos empresariales pueden ser 200 o 300% mayor a las de referencia.

En septiembre de 2016, la tasa de interés para una línea de crédito revolvente era de 9.5% y de 15.3% -en el caso de la tarjeta de crédito empresarial (que también es un préstamo revolvente)-, mientras que la tasa de referencia de Banxico era de 4.5 en ese momento, de acuerdo con el último reporte disponible sobre créditos a empresas elaborado por el Banco de México.

Créditos bancarios Vs. bonos

Las empresas piden más préstamos a instituciones bancarias debido a la poca cultura que existe en el país para ver al mercado de valores como una opción para poder financiarse.

“Muy pocas empresas hacen el trámite para listarse en la Bolsa por los requisitos que se piden, como hacer públicos sus estados de resultados, exposición mediática y otros factores. Lo que más buscan es financiarse a través de la banca, donde buscan qué bando les ofrece la mejor tasa”, explicó Balboa.

La fuente de financiamiento favorita de las empresas en México es a través de proveedores (76.7%), seguido por el crédito de la banca comercial (31.2%).

El 15.5% utiliza el financiamiento de otras empresas y el 5.8 y 2.6% recurren a la banca en el extranjero y a la emisión de deuda respectivamente, de acuerdo a la encuesta del primer trimestre de 2018 elaborada por Banxico.

“Las empresas más grandes miran a la Bolsa como opción de encontrar recursos, mientras que las de menor tamaño recurrir a instituciones financieras para cumplir con sus objetivos”, dijo Alejandro Saldaña.

Algunos analistas prevén que la tasa de referencia vuelva a subir a finales de este año.

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