México tiene al menos 60 buques de producto refinado y petroquímicos varados en el mar, sin posibilidades de ser descargados en territorio nacional debido a la falta de instalaciones de almacenamiento que puedan recibirlos.
Con el nivel de demanda actual, esto representaría hasta 40 días de consumo mexicano, por lo que Pemex y otras empresas importadoras se encontrarían en pláticas para renegociar sus contratos.
“Ahorita estamos todos en un proceso de gestión de contratos porque los almacenamientos están rebasados y la demanda ha caído, además de que se prevé una caída peor por la Fase 3. Es curioso porque nuestros precios de importación se han mantenido, pero en retail han bajado porque todo mundo quiere sacar su producto”, explicó Santiago Arroyo, abogado especialista en temas energéticos.
De acuerdo con fuentes consultadas por IHS Markit, más de 60 buques se encuentran a la espera de descargar en las costas, de los cuales al menos 32 contendrían producto refinado, lo que representaría cerca de 10 millones de barriles.
“Tenemos detenidos embarques y tenemos producto en almacén, en tren y en rueda, y los compromisos contractuales siguen”, agregó Arroyo.
Según datos preliminares de la Secretaría de Energía, la demanda de combustibles en la primera semana de abril sufrió una caída del 30% comparado con el año pasado, para ubicarse en 530,000 barriles por día, aunque según datos de Onexpo, la caída de la segunda semana podría haber llegado hasta un 60%, lo que la colocaría alrededor de 300,000 barriles.
Daniel Rodríguez, editor senior de OPIS para Mexico, explicó que sólo en Tuxpan hay cerca de 13 buques esperando descargar. Si cada uno de estos buques tuviera alrededor de 300,000 barriles el volumen total sería de 3.9 millones de barriles. Dado que el consumo podría haber caído hasta 60%, la región centro del país podría tomar 40 días en consumir el combustible varado.
Fuentes consultadas por OPIS, una agencia de precios de referencia de energía, señalaron que parte de la problemática fue el cambio de estrategia comercial de Pemex.
A partir de diciembre de 2018, Octavio Romero dijo en entrevistas que su objetivo sería obtener los mejores precios posibles de gasolina utilizando contratos a largo plazo. Mediante estrategia, el porcentaje de este tipo de contratos podría haber pasado de 40% a 80%, según estas fuentes.
Arroyo señaló que las empresas están buscando hacer patentes las cláusulas de fuerza mayor, pues si se mantuvieran los esquemas contractuales se tendría que seguir comprando o enfrentar las consecuencias ante las cartas de crédito, lo que los obligaría a transmitir sus costos extra a los clientes y a atorar aún más la salida del producto.
Arroyo destacó que los proveedores estadounidenses también están teniendo dificultades para mover su producto dentro de Estados Unidos, por lo que confió en que una reestructuración de los contratos sea la solución más viable para todos, pues a nadie le conviene que se detengan las compras.
“El proveedor quiere seguir vendiendo y está viendo que no hay ventas, y que sus clientes, que somos tanto Pemex como nosotros importadores y distribuidores, no podemos sacar más producto porque el retailer no está vendiendo. La cadena ya está siendo afectada y es un tema de toda la región de Norteamérica”, dijo.
Algunas empresas de importación incluso ya han recibido correspondencia de parte de sus proveedores, donde se les invita a repensar las nuevas condiciones con las que sería posible continuar operando en un futuro cercano.