La semana pasada el restablecimiento en el flujo de algunos gasoductos en el sur del país ayudó a que la cantidad de gas natural importado por México escalara a niveles históricos, lo que podría traer importantes consecuencias a mediano y largo plazo, según diversos analistas.
No es un buen momento para promover la exploración y explotación de gas en México (…) pero sí vamos a importar necesitamos ductos que no se están haciendo. Esta es una industria donde hay riesgo en los precios y si queremos combatir eso también deberíamos tener un almacenamiento subterráneo para poder comprar gas y sacarlo cuando el precio suba, y tampoco lo tenemos
Miriam Grunstein, Investigadora asociada al Centro México de Rice University
El pasado 25 de septiembre, la importación mexicana de gas natural alcanzó los 5,800 millones de pies cúbicos diarios (MMpcd), de acuerdo con S&P Global Platts. Los niveles se habían mantenido cercanos a los 5,400 MMpcd en meses recientes, pero la entrada en operación de El Marino y el restablecimiento de flujo en el sur levantaron los números y se espera que en las próximas semanas se pueda llegar a los 6,000 MMpcd.
Para Paul Sánchez, director de Ombudsman Energía México, esta tendencia es algo que se ha visto venir desde hace mucho tiempo y que tiene que ver con el aumento en el consumo eléctrico nacional, la apuesta por la generación a través de ciclo combinado y la inacción del país frente a su reducida producción de gas. A pesar de esto, no cree que haya motivos de alarma.
Somos dependientes de un commodity tanto como somos dependientes de Samsung o de Apple, de empresas automotrices, etc; y esto no ha sido causa de preocupación. El gas y la gasolina son como cualquier mercancía y hoy estamos frente al gas más barato del mundo. Lo mejor sería tener una industria nacional, pero han pasado años y esto es algo que no se ha resuelto
Paul Sánchez, Director, Ombudsman Energía México
La dependencia hacia un solo proveedor también mantiene a México expuesto a posibles represalias de parte de Estados Unidos. Putin y Europa tienen una tortuosa relación por culpa del gas natural, dijo Roberto Hernández, internacionalista de la UNAM, y Trump podría seguir este modelo en la medida que México siga siendo vulnerable.
El presidente estadounidense se ha acostumbrado a utilizar castigos comerciales como arma política, y los permisos de importación de gas podrían ser un blanco en el futuro, tal y como lo fueron antes el acero y el tomate mexicanos.
La gran ventaja en este sentido, opinó Sánchez, es que una prohibición de esta naturaleza afectaría principalmente al estado de Texas, un antiguo bastión republicano que últimamente se ha inclinado hacia el lado demócrata en algunos distritos. Debido a este fenómeno, incluso un futuro presidente demócrata podría pensarlo dos veces antes de hacer enojar a un estado que podría inclinar las elecciones estadounidenses.
Actualmente existen varios inversionistas en el mercado internacional interesados en apostar por el gas natural. Apenas la semana pasada, Japón anunció que hará inversiones estratégicas por 10,000 millones de dólares en el mercado mundial del gas natural licuado, con el objetivo de asegurar la oferta estratégica del hidrocarburo.
México podría beneficiarse de un programa como este, sin embargo, Sánchez opinó que el problema principal de la falta de inversión no es la falta de recursos. “El dinero siempre se mueve y busca la forma de ser rentable, pero otra vez: ¿cuál es el mejor mecanismo? ¿Pidiregas? ¿Un préstamo? ¿Una licitación? La duda es siempre qué es lo mejor y qué va a tomar en cuenta esta administración.”