Mercados locales y grandes potencias controlarán futuro de refinación
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Mercados locales y grandes potencias controlarán futuro de refinación

Mercados locales y grandes potencias controlarán futuro de refinación

La intención de importantes empresas petroleras de vender algunas de sus refinerías, y las proyecciones sobre una baja en la demanda mundial de hidrocarburos no significan el final del negocio de refinación. Por el contrario: mercados locales en América Latina todavía no han alcanzado su punto máximo de demanda, y empresas como Pemex se beneficiarán de la producción de combustibles en el futuro próximo, aunque tendrán que cambiar sus modelos y adaptarse a una nueva realidad en el mercado.

“Hay una caída en las perspectivas de la capacidad de refinación necesaria en el futuro. Sin embargo creo que la visión general es un poco sesgada y exagerada: efectivamente hay empresas de renombre abandonando el negocio porque Europa y Estados Unidos pesan mucho en sus perspectivas, pero hay países como México y Brasil donde la transición a autos eléctricos será mucho más lenta. El pico de demanda en América Latina está más allá del 2050, y esos son los países que se van a quedar en el mercado”, explicó una fuente que prefirió no ser identificada.

La fuente destacó también la posibilidad que tienen las refinerías para ajustar sus modelos de negocio hacia la petroquímica, que es más difícil de suplir que los combustibles fósiles. Esto no quiere decir que las refinerías tengan que dejar de lado su producción de estos combustibles. Este modelo sería utilizado también por algunas de las refinerías pertenecientes a las grandes transnacionales que continúen operaciones.

Fernando Valle, analista de oil & gas de Bloomberg Intelligence, señaló que la transición energética es algo que se espera desde 2014, pero que su llegada ha sido más lenta de lo que se pronosticaba. Sobre refinación destacó que la influencia de China y Arabia, países que han apostado por el proceso y que incluso buscan aumentar su presencia fuera de su territorio, será decisiva para la futura distribución de la refinación mundial.

El analista pronosticó que el mercado estadounidense verá mayor consolidación en las empresas que operan refinerías, y que China llegará a mercados como África o Brasil, donde hay varias instalaciones en venta, lo que le ayudaría a controlar el flujo de crudo.

A finales de 2020, China tenía una capacidad de refinación de 17.5 millones de barriles diarios, y la Agencia Internacional de Energía espera que este número crezca a 20 millones para 2025. Además, la Agencia espera que este año China rebase a Estados Unidos como el principal refinador del mundo.

Esta capacidad no está enfocada sólo en combustibles: de acuerdo con Wood Mackenzie entre el 70 y el 80% de la capacidad de refinación que se agregará al continente asiático antes de 2027 estará enfocada en plásticos.

Andrea Arias, internacionalista experta en energía, destacó que Arabia y China tienen muy bien planeado su lugar en las distintas industrias a nivel mundial, y están listos para llenar los eventuales huecos que dejarán las empresas que salgan del negocio de la refinación.

“El mercado interno chino tiene la proveeduría de pequeñas refinerías independientes, que representan alrededor del 30% de su producción. Esta competencia interna ha acelerado la velocidad de construcción de refinerías y por eso se volverán el número uno a nivel mundial. El país sabe que viene un cambio, pero también sabe que la demanda de plástico y poliéster seguirá ahí y probablemente aumentará, por eso están interesados en seguir creciendo”, dijo.

La experta recordó que el mercado chino estaba creciendo a niveles importantes antes de la pandemia de coronavirus, y señaló que la alta capacidad de almacenamiento y los bajos precios del crudo en 2020 le permitió inundar el mercado interno mediante importaciones, lo que eventualmente se transformará también en márgenes atractivos para sus refinerías.

El crecimiento del país, además, lo convertirá en el comprador de crudo más importante a nivel mundial, lo que generará cambios no sólo en el mercado, sino también en las relaciones diplomáticas con los países exportadores de crudo.

“Esto los va a ayudar a mantener ese segmento de negocio mientras utilizan la tecnología para llegar a la descarbonización”, destacó Arias.

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