La eventual puesta en marcha del impuesto mínimo global a las transnacionales podría mermar a México como un país atractivo para que las empresas extranjeras se asienten, inviertan y generen empleos.

Tras el espaldarazo del G7 (Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos), de aplicar un impuesto mínimo de 15% a las grandes empresas como Google, Amazon y Uber, México tiene que ir planteando su sistema fiscal para no perder atractivo con este nuevo impuesto, indicaron especialistas.

En México, el gravamen más fuerte que se cobra tanto a las empresas nacionales como transnacionales es el 30% del Impuesto Sobre la Renta (ISR) y si aparte se busca aplicar un impuesto adicional del 15%, el gobierno tendrá que ajustar su carga tributaria para no tener un desfase con otras economías.

 

Para México representa una oportunidad, pero también un reto. Si los impuestos no van a ser un mecanismo que atraiga a este tipo de inversiones, ahora se va a tener que trabajar en otro tipo de mecanismos para atraerlas,

 comentó el director general del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, José Luis de la Cruz.

A fin de estar en el radar de las empresas, México debería fortalecer la parte de infraestructura “que va desde energía eléctrica, telecomunicaciones” y un entorno de negocios más seguro, agregó.

También, México puede mantenerse atractivo si el gobierno se recarga más en los impuestos indirectos (IVA, IEPS) y no tanto en los directos como el ISR; además, debe generar una estrategia para reducir el nivel de la informalidad, consideró Carlos Cárdenas, especialista en temas fiscales.

Se debe aprovechar T-MEC

La ventaja de México ante este impuesto, es el compromiso que tiene en el  Tratado entre México Estados Unidos y Canadá (T-MEC) para impulsar el sector digital, dijo en entrevista la directora para México de la Asociación Latinoamericana de Internet (ALAI), Sissi de la Peña.

Si México se alinea a lo que establece en el T-MEC, a las conversaciones de la OCDE, esto le da una posición muy favorable para detonar el sector digital. Si México trata de irse de manera individual, será un balazo en el pie en detrimento de la propia economía digital,

 indicó De la Peña

Aunque ya se discute y toma mayor fuerza el debate, el camino por recorrer para que las economías se pongan de acuerdo es largo, ya que se debe asignar un porcentaje a cada país, dijo la especialista.

Cuando Hacienda hizo la reforma a la Ley del IVA, el impuesto lo paga el usuario y el prestador del servicio. No es un impuesto a la plataforma, agregó la especialista.

De llegar a un acuerdo, De la Peña dijo que no debería haber ningún problema que viole las reglas del T-MEC con Estados Unidos y Canadá.

La conversación es compleja de definir en el sentido de cómo gravar las ganancias de plataformas, cuya actividad legalmente está en un país, pero las ganancias provienen de otras economías.

 

Comercio digital y su crecimiento exponencial

Parte del argumento que impulsó la creación de este impuesto se debe al crecimiento de las empresas tecnológicas y el comercio digital.

En 2019, se estimó que más de un tercio de la población de América Latina y el Caribe había comprado en línea y se proyectaba que las ventas crecerían 21.3% para llegar a 71,340 millones de dólares, de acuerdo con cifras de eMarkerter citadas por la OCDE.

Se espera que el comercio en línea de bienes físicos en la región alcance aproximadamente 116,000 millones de dólares para 2023

 indica la OCDE en su kit de herramientas digitales sobre IVA para América Latina y el Caribe.

A nivel regional, Brasil es el mercado comercial más grande en la venta en línea de productos o servicios de una empresa al consumidor final, representando aproximadamente el 32.5% del comercio digital B2C en la región, seguido de México con 28.8%, Argentina 8.5%, Colombia, 8.3%, Chile, 8%, y Perú, 4.5% en 2020.

Con el gran confinamiento y el crecimiento de las ventas en línea, Perú experimentó recientemente un crecimiento del 900% en las ventas en línea, en México del 500% y en toda la región en promedio de del 230%.

¿Similitud al IETU?

La llegada del impuesto mínimo en México puede ser similar en la práctica a lo que fue el IETU (Impuesto Empresarial a Tasa Única) que era de 17.5% y duró de 2008 a 2013.

Este impuesto buscaba una recaudación más equilibrada y justa, que no tiene en consideración regímenes especiales, deducciones y beneficios extraordinarios. Además, buscaba evitar y desalentar las planeaciones fiscales para eludir el pago del ISR.

También lee: Impuesto mínimo, posible vía de recuperación de la economía mexicana.

Para el coordinador del área de ingresos e impuestos en Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), Adrián García, sí hay similitudes con el IETU, pero para que funcione y logre su cometido debe haber un acuerdo sin prisas y que todo mundo esté involucrado.

El tiempo que el IETU vivió dejó al gobierno 253,278 millones de pesos, por debajo de los 320,269 millones de pesos estimados por Hacienda.

La OCDE prevé que a nivel mundial, el impuesto mínimo deje entre 50,000 y 80,000 millones de dólares al año.