La migración de carga aérea del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) implicará, además de la necesidad de nuevas políticas de Estado, mayores costos financieros y logísticos para los operadores de carga nacionales e internacionales.

Esto será una realidad una vez que se emita el decreto del presidente Andrés Manuel López Obrador, el cual establecería que estos operadores contarán con 90 días hábiles posteriores a la publicación en el Diario Oficial de la Federación (DOF) para mover las operaciones del aeropuerto capitalino al nuevo aeródromo.

La obligación de migrar operaciones en tan poco tiempo, sin planeación y sin recursos, tendrá para las empresas del nicho un gran impacto en costos tanto a nivel financiero como logístico, incluso con varios riesgos intermedios que podrían ser irreversibles.

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De acuerdo con la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), para los 16 concesionarios y/o
permisionarios exclusivos de carga aérea, esta migración tendrá un costo total de 9 millones 713,706 pesos.

La cifra, según Pablo Casas Lías, director del Instituto Nacional de Investigaciones Jurídico Aeronáuticas (INIJA), no es, ni por asomo, cercana a los verdaderos costos que tendrán que sortear los operadores.

Independientemente de que no lo van a poder hacer en tiempo y con sus posibilidades, imagínate los costos que va a representar mover material, equipo, infraestructura y personal, porque es probable que haya personal que no pueda seguir trabajando en el AIFA

precisó el especialista

En ese sentido, señaló que otro de los factores en contra es el tiempo que se pretende otorgar para formalizar la migración de operaciones, pues además de la mudanza, será necesario contar con áreas de refrigeración, áreas de carga y descarga, así como plataformas con ciertas características que soporten las operaciones.

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Logística y seguridad, con gran impacto

La logística y la seguridad son otros elementos que se verán altamente impactados por la migración, pues el trazo de nuevas rutas además de planeación, requiere que sea costeable para que las cargas lleguen a destino en tiempo y forma de forma segura, agregó Casas Lías. 

Ante ese nuevo escenario, es evidente que los operadores tendrán que modificar sus tarifas, los cargueros tanto aéreos como los terrestres, un costo que, en su opinión, resulta complejo de dimensionar, considerando todo lo que implica. 

Por su parte Fernando Gómez Suárez, analista económico especializado en la industria aérea, comentó que una de las principales afectaciones inmediatas se reflejará también en un incremento de costo en los productos que se transportan via aérea.

Dicho incremento, agregó, obviamente es resultado de la complicada logística que podría haber entre la operación de un aeropuerto a otro, dado que el AIFA está más lejos del AICM respecto al centro de distribución de la CDMX, que es hasta ahora el principal mercado. 

La logística se complica más, lo que implica costos para el carrier, la empresa transportista o la empresa de transporte aéreo, lo que a su vez se traslada como costo final al cliente, lo que a su vez provoca un encarecimiento por alza de costos que repercute en el precio final del producto y del servicio

agregó Gómez Suárez

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Migración al AIFA, sin el ‘visto bueno’ de Conamer

Aunque el proyecto de decreto por el que se pretende cerrar las operaciones de carga en el AICM debe tener el ‘visto bueno’ de la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer), no fue así, precisa Casas Lías, 

Esta comisión tiene por objeto que las normas y/o regulaciones contemplen todos los beneficios, pros, contras y análisis técnicos, científicos y de todo tipo, a fin de que cualquier regulación o norma tenga un costo/beneficio positivo

Lo anterior significa que con ello se debe evitar que cualquier medida resulte más engorrosa y burocrática en pos de una mejora regulatoria, lo que a su vez implica que estas deben ser o tener una etapa de consulta con todos los sectores involucrados, lo que no ocurrió. 

Al respecto, el director del INIJA puntualizó que la AFAC no cumplió con ello, al asegurar ante la Conamer que “no se realizaron consultas con ningún participante del sector aéreo”, lo que significa que no tomaron en cuenta a la industria sobre la migración de carga. 

Esto, eventualmente, traerá consigo múltiples amparos que serán procedentes debido a que no hay una fundamentación y motivación que valide la decisión de cerrar la carga en el aeródromo capitalino, por lo que, augura, serán válidos.

Inversiones perdidas, otro golpe

Gómez Suárez puntualizó que otro de los grandes golpes es la pérdida de inversiones, puesto que se tienen que cancelar, pues no se trata solo de desmantelar la operación del AICM para migrarla a otro destino, pues aunque las instalaciones actuales ya son viejas aunque considerablemente grandes, son en las que se ha invertido en los últimos años. 

En su opinión, es necesario definir si el AIFA tiene la capacidad suficiente de albergar ‘de golpe’ todas las operaciones que podría absorber de carga, dado que recientemente inauguraron las bodegas y las instalaciones.

Respecto a la infraestructura que hay hasta el momento, señaló que esta se puede aprovechar, desmantelar y servir para otras operaciones, considerando que el área de carga es muy grande e involucra principalmente a las aduanas.

Creo que además, los costos que tendrían que destinar las agencias aduanales que están alrededor del aeropuerto Benito Juárez tendrían que moverse a las afueras del AIFA, y ese es un problema de infraestructura urbana también. 

Esto, dado que no existe desarrollo urbano alrededor del AIFA, salvo en los poblados cercanos como Tecámac, por lo que no descarta que Puebla y Querétaro también puedan ser opciones de destino.