La sucesión presidencial en Estados Unidos ha traído consigo una postura más ambientalista a la Casa Blanca, lo que podría afectar la forma en la que México, y otros países que no cumplen con sus metas de emisiones, hacen negocios con Washington.

Sin embargo, la crisis de salud mundial y otras obligaciones inmediatas del presidente Joe Biden podrían provocar que estos efectos en el sector energético no ocurran sino hasta después de que México realice sus elecciones intermedias.

Estados Unidos tiene herramientas de negociación para presionar a México. Sin embargo, creo que no somos el primer paso para que Biden eche a andar sus planes: el primer paso será atender la pandemia y retomar su posición en el mundo, y eso tomará al menos 100 días

dijo Andrea Arias, consultora en energía.

“Eso nos va a dar un respiro, el problema es que en algún momento sí se va a topar con nosotros, porque vamos a obstaculizar algunos de esos planes”.

Las recientes acciones del gobierno federal en materia energética han acrecentado la posibilidad de que las empresas extranjeras llamen a un arbitrio para protegerse con base en los apartados de protección a inversiones en los distintos tratados de comercio. Sin embargo, para que esto sea posible, las empresas aún deben agotar los recursos en territorio nacional.

Además, a pesar de que Biden tiene a la transición energética como uno de los puntos base de su agenda, esto no significa que vaya a ser un defensor más férreo de las empresas estadounidenses. Donald Trump también se había comprometido a esta defensa, como muestra la carta que tres de sus secretarios enviaron al gobierno mexicano.

“Si toma una postura seguramente será en defensa de las inversiones de su país, pero no necesariamente porque tenga que ver con energía. Incluso lo podría hacer si el inversionista trabaja con carbón o hidrocarburos. (Biden) no ha mencionado aún algo referente a trasladar su agenda a otros socios comerciales, y tiene una agenda un poco complicada para hacerlo inmediatamente”, dijo María Serna, abogada experta en el sector.

Arias dijo que la administración de Biden probablemente tratará de ser lo más diplomático posible con México, pero destacó la posibilidad de que el gobierno mexicano no reaccione de la misma manera, pues ha mostrado que la diplomacia no es su fuerte.

“Hemos visto que no son diplomáticos y, fuera de Ebrard, no hay quien tenga conocimiento de la política internacional. Entonces, en el momento que dejen a Ebrar de lado y él no pueda controlar la aproximación diplomática, el desconocimiento del entorno internacional podría ser un problema”, advirtió la experta.

Serna admitió que no es imposible que una eventual administración estadounidense analice la posibilidad de establecer sanciones a los países que no cumplan con sus metas establecidas en el Acuerdo de París.

Sin embargo, recordó que estas metas serán revisadas en 2024, por lo que esta línea de acción podría esperar hasta el siguiente periodo presidencial.

La experta resaltó que uno de los cambios más importantes que trae la llegada de Joe Biden es que los países que no estaban cumpliendo con sus metas del Acuerdo de París, o que incluso pensaban abandonarlo, se quedaron sin la más grande excusa para hacerlo.

“La gente tenía en mente que abandonar el Acuerdo era una decisión incorrecta que se podía corregir en estas elecciones. Pero el hecho de que Estados Unidos estuviera fuera habría la puerta para ‘perderle el respeto’ a los compromisos. (El regreso) elimina un precedente fuerte a nivel internacional”, señaló Serna.